En el corazón
Este diálogo se desarrolla a las orillas de un gran lago, ubicado en el Sur de la Patagonia Argentina entre una niña y una anciana
- Buen día Abuela, ¿Cómo está?
- Buen día Malen, muy bien, disfrutando de este maravilloso sol ¿Cómo estás vos?
- Bien, en realidad me siento un poco triste, anoche tuve un sueño….
- Ah, un sueño, me encantan los sueños ¿Te gustaría contármelo?
- ¡Sí, claro! Estaba con mi mamá y mi hermana en el patio de la casa,
mi mamá estaba haciendo un fuego para poner a hervir una olla muy grande, era
una olla realmente enorme. Mientras tanto con mi hermana jugábamos a que
corríamos y volábamos, veníamos al lago y volábamos sobre él. Estábamos muy
felices riendo y jugando. En un momento empezaba a llegar mucha gente, no conocía
a nadie. Se iban arrimando, traían comida. Había entre ellos varios niños, que
nosotras los invitábamos a jugar. ¡Y ahí me desperté!
- Es muy lindo lo que soñaste, ¿por qué te estás triste?
- Es que, Abu, no entiendo por qué esos niños no estaban cuando me
desperté. Busqué la olla y tampoco estaba en la casa.
- Mi abuela me contó, que su abuela le había contado cuando tenía más o
menos tu edad, que cuando nos dormimos nos vamos a un lugar muy especial, que
se encuentra dentro de nuestro corazón.
- ¿En nuestro corazón?
- Si, en nuestro corazón.
- ¿Y siempre vamos a ese lugar cuando soñamos?
- Sí, siempre.
- Entonces, quizás los chicos están en mi corazón.
- Claro que están en tu corazón, son una partecita tuya que se presenta cuando estás soñando.
- ¡Qué lindo!… ¿Y usted que soñaba Abu?
- Soñaba con un pájaro muy grande. Me subía a él y juntos recorríamos
las montañas y los lagos. Cuando me hice más grande supe que aquí le llaman
cóndor. Para mí, es mi amigo.
- ¡Un cóndor!
- Si, un cóndor. ¿Te cuento un secreto?
- ¡Siiii! ¡Un secreto!
- Cuando lo extraño mucho, me siento en silencio, cierro mis ojos y lo llamo desde mi corazón, siempre viene a estar conmigo.
- ¡Qué lindo!
Ariadna
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