Diálogo con mi niña interior
Encuentro conmigo misma.
Yo Adulta: Hola Clarita ¿cómo te va?
Clarita: Yo bien, feliz, me gusta saltar al sol.
A: ¡Se ve que estás contenta! ¡Qué lindo el panadero! ¿Dónde
lo encontraste?
Cl: Por ahí entre las plantas de la abuelita. ¿Viste cómo le
gustan las plantas a la abu, y cómo las cuida? A mí me gusta jugar ahí, tengo
una muñequita chiquitita que duerme en una flor.
A: ¿Entre las flores?
Cl: No, adentro de una flor. La dejo ahí para que la bruja
no la encuentre y se la lleve.
A: ¿Creés en brujas?
Cl: Seguro, tengo miedo a veces. No quiero que se aparezca
por aquí ¡No quiero verla!
A.: Y si aparece, ¿Qué hacés? ¿Gritás? ¿Quién te ayuda?
Cl: ¡Ah! Las hadas, ellas son buenas. A veces transparentes,
a veces no.
A: ¿las ves?
Cl.: Sí, seguro, bailan entre las flores y cantan. Su canto
parece el agua cuando corre por las acequias de tierra.
A: ¡Qué bueno Clarita, nunca estás sola, y qué suerte que la
abu cuida tanto su jardín! Decime una cosa Clari ¿Qué te gustaría hacer cuando
seas grande?
Cl: Volar, correr, bailar…
A: Pero yo hablaba de trabajo o tarea. ¿Te parece que vas a
poder volar?
Cl: No sé. Igual trato, y trabajar tampoco sé. A lo mejor
sea maestra. A la mami no le gusta que las mujeres trabajen.
A: No ella piensa que nos hemos recargado de tareas y no
tenemos descanso.
Cl: Yo voy a poder ¡Seguro!
A: Ay Clarita, siempre tan segura. Dame un abrazo. Te
quiero.
Cl: Yo también te quiero. ¡Cuidate!
Caminando por el jardín de la casa materna se separan
siguiendo cada una su camino y su destino.
La niña feliz
La adulta preocupada.
Clara Molina - 2020
Panadero: se le llama
al copo suave que forman las semillas de Diente de León (Taraxacum officinale) para que
el viento las disperse.
Abu: diminutivo
de abuela.
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