CAOS Y ABSURDOS
Margarita volvía del parque bajo el sol radiante, había
caminado tanto que de sus zapatos salían gruesos y salados lagrimones.
Cuando llegó a su casa, su perro Max silbaba un viejo y
lastimero tango de Gardel, le pareció extraño; pero más raro fue ver a los
libros del armario volando enloquecidos por toda la sala.
¿Pero qué ha pasado aquí? Gritó ¿Es que estamos todos locos?
Abrió la heladera para sacar agua fresca y cuán grande fue
su sorpresa al oír una música fuertísima que le dio una cachetada en pleno
rostro. El arroz blanco con queso que había sobrado del almuerzo bailaba
frenéticamente un rock and roll con su gatito Jonás.
El caos se había apoderado del ambiente, entonces ella abrió
el lavarropas y con mucha cautela puso a freír dos huevos de cabra dentro de
él. Tostó pan en una silla y se sentó en el piso de tergopol a comer
tranquilamente. Margarita se relajó y se durmió profundamente, cuando despertó
estaba caminando por el parque y comenzaba a oscurecer.
Ana
María Muñoz 2021
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