Cuento absurdo
Jolgorio interplanetario
En el último viaje al planeta JPK 385 sucedieron algunas
cosas extrañas.
Mientras la Luna Verde N°23 se ocultaba tras las montañas
invisibles, mi gato se puso a cantar un famoso rock and roll. En cambio mi
perro salchicha silbó un viejísimo tango de Gardel que me recordó a mi
tatarabuelo, que en paz descanse.
Yo llevé una pequeña heladera portátil, siempre lo hago.
Cuando la abrí, casi me caigo de codo al ver a los granos de arroz, de mi
almuerzo, organizando una fiesta.
MI perro salchicha y mi gato brincaron de alegría alrededor
de los baobabs ¿Recuerdan a El principito? Les encantó la propuesta y pusieron
patas a la obra para ayudar a la organización. No debería ser un vulgar festejo-
manifestaron.
Todos los libros de la biblioteca de chocolate, salieron en
estampida y comenzaron a volar alrededor mío. Que lío se armó: “Los miserables”
chocó con “Cien años de soledad” y se le cayeron unas páginas a “Martín Fierro”.
“Historia de dos ciudades” los llamó a la cordura y les pidió que danzaran
tranquilos, al ritmo del silencio.
Hasta el pequeño hada, que emergió de la sopa que estaba
tomando, se entusiasmó con la fiesta y con su varita encendió cientos de luces,
estrellas cercanas y demás luminarias del vecindario.
La alegría de todos terminó por contagiarme. Y después de
unos tragos de licor de meteorito me sentí eufórica. Emití mis típicas risotadas,
que en mi entorno conocen, canté y bailé con los granos de arroz hasta altas
horas del anti-mediodía.
Con horror recordé que no había encendido los motores de mi
nave. Y sólo tenía 1087 años luz para volver a mi planeta.
En fin, decidí quedarme medio segundo más, y seguir disfrutando
del jolgorio. ¡Allá en Marte no son tan divertidos como en JPK 385!
Nela Bodoc - 2021
Maravilloso relato Nela, viaje con vos.Gracias.
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