lunes, 19 de abril de 2021

 

Cuento absurdo

                                                                Jolgorio interplanetario

 

En el último viaje al planeta JPK 385 sucedieron algunas cosas extrañas.

Mientras la Luna Verde N°23 se ocultaba tras las montañas invisibles, mi gato se puso a cantar un famoso rock and roll. En cambio mi perro salchicha silbó un viejísimo tango de Gardel que me recordó a mi tatarabuelo, que en paz descanse.

Yo llevé una pequeña heladera portátil, siempre lo hago. Cuando la abrí, casi me caigo de codo al ver a los granos de arroz, de mi almuerzo, organizando una fiesta.

MI perro salchicha y mi gato brincaron de alegría alrededor de los baobabs ¿Recuerdan a El principito? Les encantó la propuesta y pusieron patas a la obra para ayudar a la organización. No debería ser un vulgar festejo- manifestaron.

Todos los libros de la biblioteca de chocolate, salieron en estampida y comenzaron a volar alrededor mío. Que lío se armó: “Los miserables” chocó con “Cien años de soledad” y se le cayeron unas páginas a “Martín Fierro”. “Historia de dos ciudades” los llamó a la cordura y les pidió que danzaran tranquilos, al ritmo del silencio.

Hasta el pequeño hada, que emergió de la sopa que estaba tomando, se entusiasmó con la fiesta y con su varita encendió cientos de luces, estrellas cercanas y demás luminarias del vecindario.

La alegría de todos terminó por contagiarme. Y después de unos tragos de licor de meteorito me sentí eufórica. Emití mis típicas risotadas, que en mi entorno conocen, canté y bailé con los granos de arroz hasta altas horas del anti-mediodía.

Con horror recordé que no había encendido los motores de mi nave. Y sólo tenía 1087 años luz para volver a mi planeta.

En fin, decidí quedarme medio segundo más, y seguir disfrutando del jolgorio. ¡Allá en Marte no son tan divertidos como en JPK 385!

 

Nela Bodoc - 2021

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