Clotilde, la
de los brazos largos.
Ella es un ama de casa de brazos largos, largos, largos. No
es porque tenga alguna anormalidad física, sino porque siempre quiere abarcar
todo lo que haya que hacer.
Es “multitarea” intentando hacer muchas cosas al mismo
tiempo. Y con enorme esfuerzo logra realizar algunas de las tareas que necesita
hacer.
Siente que puede lavar la vajilla mientras que con el pie
hamaca el cochecito de su bebé para hacerlo dormir. A su vez escucha a su hija adolescente
que le lee en voz alta la redacción que acaba de terminar, buscando su
aprobación.
Con un ojo cuida que no se vuelque la leche que está a punto
de hervir y con el otro observa si el vaso que está lavando quedó bien
enjuagado.
Con un oído trata de escuchar el pronóstico del tiempo que
están transmitiendo en la radio, pues más tarde tendrá que salir a hacer las
compras, con el otro procura entender lo que le está diciendo el marido
mientras se está yendo a cumplir con sus obligaciones laborales.
Pero la leche se volcó sobre la hornalla, apagándola.
No supo que contestarle a su hija cuando le preguntó qué le
había parecido su redacción.
El bebé no se durmió. Al contrario, comenzó a llorar a todo
pulmón.
El vaso que estaba lavando se rompió al resbalarse de sus
manos por tener demasiado jabón. ¿O tal vez por usar los guantes de goma?
Su marido se fue sin que ella supiera lo que le había dicho.
Finalmente, alcanzó a escuchar, en la radio, el pronóstico
que decía – Mal tiempo, fuertes vientos y lluvias torrenciales- Ya no podría
tender la ropa que acababa de lavar.
Se desmoronó sobre una silla a punto de llorar, sobrepasada
por la situación.
Y de pronto recordó las palabras de su madre: “El que mucho
abarca, poco aprieta”
Nela
Bodoc - 2021
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