lunes, 29 de noviembre de 2021

 

Dialogo

Encuentro de Teresa y Teresita

 

Yo hoy – Hola Teresita ¿qué estás haciendo?

Teresita – Nada. Dibujos en la tierra. ¿Quién sos? No debo hablar con extraños.

 Es una tarde calurosa, en una finca de la hermosa San Rafael. Teresita es una nena de seis años, delgadita, muy blanca y rubia, con dos trencitas en la parte de atrás de la cabeza, ojos verdes, en parte de mirada triste. Vestida con una jardinera color beige y una blusita blanca debajo, zapatillas azules de cordones blancos.

Está cerca del cauce de una acequia por la que no corre agua. A su lado, un bellísimo perro Gran Danés, blanco con numerosas manchas negras. Es evidente cuanto se aman los dos. Se acompañan, juegan, se cuidan mutuamente. El perro tiene un ojo celeste y el otro negro. Es soberbio.

Yo – Soy vos dentro de setenta y dos años.

Teresita –¡Que vieja, que fea, no te pareces a nadie, ni a mí!

Yo –Me parezco a mí misma y tal vez un poquito a vos.

Teresita - ¿Sos feliz? Tenés cara triste.

Yo –Tenés razón, estoy triste.

Teresita - ¿Por qué estás triste?

Yo –Una sobrinita nieta, muy parecida a vos, está enferma, muy enferma.

Teresita - ¿Qué tiene? ¿Por qué se parece a mí?

Yo – Tiene 17 años y un cáncer que avanza y no sabemos cómo detenerlo.

Teresita -¿Por qué se parece a mí? ¿Qué es cáncer?

Yo –Es hija de un hijo de tu hermana.

Teresita - ¿Mi hermana tiene hijos?

Yo – Ahora sí. Tuvo cinco hijos, uno nació muerto. Esta nena es hija del menor.

Teresita –No entiendo nada, ¿Para qué venís? ¿Qué querés?

Yo –Yo tampoco entiendo, me dijeron que viniera ¿Vos sos feliz?

Teresita – Si, ¡bah!, no sé. Me encanta vivir aquí, trepar a los árboles, correr, andar a caballo, jugar y abrazar a mi perro Tigre. Hoy, pobrecito, le pegaron porque me defendió a mí. Son malos los grandes.

Yo - ¿Qué querés ser cuando seas grande?

Teresita –No quiero ser grande, no me gustan los grandes, son malos, aburridos. Se creen que todo lo saben mejor que nadie, viven dando órdenes, diciendo como debe ser todo. Son los dueños de todo.

Yo –Es inevitable crecer y un día serás como yo.

Teresita –No me gusta, no quiero, prefiero morirme antes. ¿Por qué te preocupa que tu sobrina se muera? ¿Es tan fabulosa tu vida que querés que ella se ponga vieja, fea y triste como vos? ¿Acaso es mentira lo del Cielo, como es mentira lo de los Reyes Magos y el Ratón Pérez?

Y Teresita empezó a levantar la voz y a llorar cada vez más fuerte.  Tigre levantó sus orejas caídas, se puso de pie y fue hacia ella, colocó su enorme cabeza encima de la espalda arqueada por el llanto de la niña. Y Teresa retrocedió, Tigre no la reconocía de vieja y Teresita le gritaba cada vez más fuerte.

Teresita –¡Andate, no quiero oírte, andate, no sos ni amiga, ni madre, ni hermana, ni tía, ni perro, ni gato, no sé qué sos! ¡Me obligás a ver lo que no quiero ver! ¡Quiero ser y vivir lo que ahora soy y vivo! ¡Andate, no te quiero oír!

Y Teresa fue retrocediendo y avanzando en el tiempo y llegó hasta hoy, ahora.

Tenía razón Teresita. ¿Acaso su vida había sido tan maravillosa? ¿Acaso no creía en las otras dimensiones? ¿Por qué tanto dolor? Si tal vez esa sobrinita hermosa de 17 años, ya vivió y aprendió lo necesario y partiría a dimensiones mejores, más bellas, más dulces, más justas. Y algún día, tal vez se unirían Teresa y Teresita, con Tigre y tantos otros, para volver a ser libres en otras luminosas dimensiones. Fincas sin amos, sin cazadores, con unicornios, búhos, las bandadas de catas gritando y comiendo en paz...

Y cada una siguió en su etapa de vida. Cada una con sus sueños, sus deseos, sus dolores y sus esperanzas. Teresita disfrutando a su Tigre y Teresa con tantos recuerdos amados y muchos sueños muertos.

Que nunca falten los sueños.

Unicornios blancos, azules y verdes. Sueños, muchos sueños.

                                                                                              Teresa Columna 2020

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