La anti heroína
LA MEJOR
El club abre sus puertas cada tarde para que chicas y
muchachos del barrio vayamos a entrenar, estoy feliz; porque siempre quise
jugar al fútbol y este equipo, del cual soy integrante, es muy competitivo.
Tenemos entre 12 y 14 años y hemos ganado varios partidos, incluso con chicas
más grandes del otro barrio, que nuestro director técnico organiza cada semana.
Hay una chica a la que le decimos Diega, por Maradona, ¡Cómo
corre la condenada!, le tengo una envidia tan grande, ya que por más que lo
intento no puedo jugar como ella o mejor que ella. Le hago travesuras muy
pesadas y la Diega se ríe y hasta aplaude mis ocurrencias y burlas.
Me esfuerzo hasta más no poder, pero ella siempre es la
mejor, dentro y fuera de la cancha.
Vamos juntas a la escuela, al mismo grado y ahí también
competimos. A veces le escondo la campera, o la mochila y la hago rabiar hasta
hacerla llorar y eso me hace sentir muy feliz.
Tiene la Diega, que en realidad se llama Alicia, buenas
notas en todas las materias y los profesores siempre la felicitan y nos la
ponen de ejemplo. ¡Para qué! Eso me pone re’ mal. ¡Uffff¡!Qué bronca!
Es que esta chica es tan perfecta que he llegado a pensar
que tiene un duende que le ayuda a hacer las tareas y le fortalece las piernas
para llegar primera al arco y marcar los goles. Algunas veces deseo que las
rivales le den patadas en los tobillos para que salga de la cancha y entonces
ser yo la mejor del equipo.
Después me arrepiento de mis malos pensamientos; pero eso
solo me dura un día; porque me domina el afán de superarla como sea.
¿Por qué tuvo que aparecer Alicia por el barrio si yo era la
mejor jugadora acá?
Ana María Muñoz - 2021
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