Cuento infantil
La pócima de Bruseida
Ella era un hada algo venida a menos. Con el tiempo, con los
siglos, había perdido, junto con sus habilidades, su popularidad.
Había sido muy solicitada por los jóvenes que sufrían los
males del amor y por los encantamientos más difíciles de resolver. Pero ahora
casi nadie la recordaba. Otras hadas, más modernas, la habían desplazado.
Bruseida no se resignaba a esta situación. Se devanaba sus
mágicos sesos pensando en alguna solución -Tengo que crear una fórmula
novedosa, que sea efectiva y rápida- se decía en voz alta.
Una tarde, deambulando por una plaza, mientras elucubraba,
vio algo que llamó su atención. Era un viejo payaso, sentado sobre un banco,
tapándose el rostro con las manos para ocultar su llanto.
¡Hombre! ¿Qué le pasa?
¿Por qué está tan triste?- preguntó conmovida Bruseida.
Me sucedió lo peor-contestó
él He perdido la capacidad de hacer reír-
Los niños no se divierten conmigo. Huyen cuando me ven ¡Buahh! -agregó
sollozando.
Yo lo voy ayudar-le
dijo ella- ¡Para eso estamos las hadas!
Sorprendido, el viejo payaso le preguntó - ¿Usted es un hada? ¡No lo hubiera imaginado!
¡Hummmm!
Deberá seguir al pie
de la letra mis instrucciones. Pronto le traeré la cura a su mal -dijo ella
desapareciendo.
Esta es mi oportunidad
de recuperar mi brillo. Tendré que ser muy creativa –pensó el hada. Y esa
noche no pegó un ojo. Se fue al bosque a la mañana siguiente a pedir consejos a
viejos amigos. Se encontró con su amiga, la bruja Dominica y hablaron un largo
rato. Luego le chistó a la lechuza tuerta y le hizo unas preguntas. Por último,
antes del amanecer se comunicó con Pollux, la única estrella que le llevaba el
apunte.
A la semana, había logrado reunir todos los ingredientes,
que eran:
-3 plumas de la lechuza tuerta
-5 pestañas de la bruja Dominica
-Un puñado de polvo de estrella
(de Pollux)
-Una carcajada de hiena albina
-1 cucharada de miel de avispas
jubiladas
-7 suspiros de monja
-9 pétalos de la flor de nácar
-3 maullidos de gatitos recién
nacidos
-200 cc de savia de baobab
-1 sueño doble de mellicitos
Puso todos los ingredientes en un pequeño caldero y
revolviendo con una cuchara de madera de cerezo, cocinó todo mientras invocaba
la conocida oración de las hadas antiguas.
No hace falta que les diga que su pócima fue muy exitosa. El
viejo payaso recuperó a su público infantil y lo incrementó notablemente.
Y Bruseida todavía está gozando de una renovada popularidad.
Nela Bodoc -
2021
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