martes, 26 de abril de 2022

 

El caminante del cielo

 

El caminante del cielo vive aquí, pero no es de la tierra, vino para aprender los puntos de referencia en este momento y enseñarlos a los demás.  Cambia con las épocas, aunque sabemos que hay cosas internas del ser que no cambian, pero a veces se olvidan.

Caminaba yo por el parque lleno de plantas y árboles hermosos cuando de pronto un claro… cosa rara allí, pero había un niño jugando, tratando de embocar la pelota en un aro de básquet.

-¿Un partidito, señor? Me preguntó

-¡Dale! -Y me fui yendo por su camino de luz, dejando de lado a la cuenta del banco, lo que hay que pagar para sostener el estatus y todo el trabajo que hay que hacer y bueno… ¡Menos mal que los niños no se ocupan de eso! Sólo juegan y son felices, ni siquiera me preguntó quién era y si tenía dinero.

-Todo está en aprender a volar –me dijo.

-¿Perdón? – respondí.

-Si toma la pelota con las manos así, se impulsa con el cuerpo y deja que su alma vuele, es decir la pelota, luego fácilmente emboca ¿Ve?

No lo pude ver tan pronto pero como me ganaba mucho decidí intentarlo. Su risa franca llenaba el viento como una campanita y festejaba cada ¡Goooool  como un fanático de fútbol.

-Solo hay que dejar de ser, para ser –dijo entre risas.

-¿Cómo? ¿Qué? – dije perplejo.

De pronto me vi jugando como un experto, cada vez que tiraba y me dejaba soltar y fluir me sentía dueño del todo. No había nada que me faltara. Tuve la sensación de presentir toda la realidad, la que se ve y la que no, de la que soy consciente y la que intuyo de otros planos, otras vidas, no sé, mi inconsciente humano.

Vi la totalidad que hasta el momento era escueta, ahí nomás delante de los ojos.

Reí también y festejé en lo alto del cielo sin límites.

Nunca había sentido el amor tan cerca, tan supremo, tan todo y tan pequeño y cotidiano.

Nos despedimos y continué mi caminata feliz con algo nuevo en mi corazón y en mi mente.

¿Será que estamos atados a valores de un materialismo indómito que nos produce ansiedad y nos afecta negativamente marcándonos un estilo de vida que seguramente no condice con nuestra necesidad de sentido?

Pensando y pensando, después de un rato volví a pasar por el mismo lugar y no estaba ni siquiera el aro, solo había un pequeñito espacio de tierra pelado, sin forma, con algunas plantas que estaban colocando.

-Eres artífice de tu destino vuela alto. En ver más allá está el equilibrio. -Escuché su campanita de risa surcando el aire.

 

 

Mirta Fernández - 2022

 

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