¡Ay!...amores.
La vaquita Juana está enamorada, y para no perder la cabeza
por su amigo Pepe el toro, se la golpea cada mañana contra el poste del
establo, por lo que tiene muchos chichones que parecen cuernos.
Mientras tanto Pepe, el galán de nuestro cuento se divierte
rompiendo corazones, correteando a las vaquitas entre los arbustos del pastizal
hasta que el sol se esconde entre los cerros.
La vaquita Juana no quiere ser una más del redil, pues se
sabe hermosa e inteligente, entonces se repite para sí: “No entraré en su
juego, prefiero romperme la cabeza y no perderla.”
Patricia Vasquez - 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario