miércoles, 13 de julio de 2022

 

Cortesía

Mi ciudad, si bien es grande, mantiene costumbres de cierta cortesía como saludar al conductor, dejar subir primero a las mujeres a los transportes públicos o ceder el asiento a una persona mayor.

Pero este domingo, esperaba el metrotranvía acompañada de mi sobrina y su hija, mientras conversábamos llegó un adolescente con su mochila a la espalda y una patineta bajo el brazo, y, como corresponde a esta época, mirando fijamente su celulares.

Cuando el transporte llegó, me despedí de mis sobrinas y subí para encontrarme con los dos coches repletos de pasajeros, todos jóvenes y todos mirando sus respectivos celulares, lo que es muy bueno para “no ver” si hay alguien necesitado sentarse.

A la segunda parada se bajó alguien que estaba en un asiento e hice ademán de ir hacia ese lugar que estaba a dos pasos, pero una joven, mirando intencionalmente hacia otro lado fue más rápida y se sentó e inmediatamente se conectó al celular.

Resignada seguí en el lugar cuando escuché una voz juvenil -¿Se quiere sentar?- era el joven de la patineta. –Sí, pero ¿Hay asiento libre?- pregunté.

Sí –contestó- ¡Pibe, dale el asiento a la señora!- y el aludido se levantó como empujado por un resorte y liberó el asiento,

No pude menos que agradecerles, a ambos.

Y  a mis canas.

Asumi - 2022

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