El pan
especiado
Amanda era una anciana respetada, que vivía al pie del cerro
Montecristo. Tenía la virtud de cocinar pan artesanal con muchas especias, que
lo hacían muy rico para desayunar.
Tenía cinco nietos, de los cuales Sofía venía con frecuencia
a visitarla –¡Qué rico es tu pan, Amanda! Enséñame a hacerlo, me encanta.
- Tienes apenas seis años, dentro de cuatro años te enseñaré
y te prestaré el horno. – le respondió.
- ¡No! ¡Quiero aprenderlo ahora! ¡Por favor! Quiero cocinar
ricos bollitos para mis amigas.
- Ok – accedió Amanda. Y, colocándose el delantal y
preparando los ingredientes, pidió a su nieta que se sentara y prestara
atención.
- Pon la levadura en un bol y vierte agua muy fría, como
todas las mañanas haces al darte la ducha. Disuelve la levadura y añade 250
gramos de harina, o saludo cordial. Mezcla bien. Sazona y amasa todos los
ingredientes hasta conseguir una masa homogénea, como cuando preparas los
útiles para ir a la escuela. Luego deja reposar una hora a temperatura
ambiente, con virtudes como el amor y la paciencia. Forra luego dos bandejas
para horno con papel manteca y detalles de delicadeza, y colócalas en horno
precalentado a doscientos ochenta grados. Sirve en rodajas de alegría,
esperanza y confianza, y saborea con el dulce que más te guste. ¡Y ya está! ¿Te
gustó?
- ¡Me encanta, mil gracias! Ahora podré hacer un rico manjar
y servirlos a todos con la gracia y bondad que les pones tú.
Gaby Medawar - 2022
Consigna: Escribir una
leyenda con estos elementos, donde predomine la exageración.
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