Álamo
El arbolito de mi calle
quedó desnudo
luego de mutar vestidos
de diversos colores,
el viento se los quitó de a
poquito.
El frío lo lastima por las
noches
él no llora ni se lamenta,
sigue en pie erguido, orgulloso
de su porte.
Uno que otro pajarito
se asienta en sus ramas y
columpia en el aire.
Él renace una mañana
y diminutos brotes
retoñan en sus ramas
de un radiante verde
como la primavera.
Patricia Vasquez - 2020
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