La merienda
Faltan apenas dos minutos y comenzará el torbellino. El
primero en llegar será el gurrumíno, Alejo, vendrá como todos los días;
delantal sucio, botones saltados, pelo revuelto, la cara manchada de tinta,
arrastrando la pesada mochila que arrojará sobre mí. Detrás entrarán Lucas y
Mati, a la carrera como siempre, con los cachetes bien colorados y muertos de
hambre y de sed. Estarán exhaustos, revolearán las carpetas y los libros y, sin
lavarse las manos, se abalanzarán sobre la pobre heladera que ¡Quedará fría de
miedo! Y más blanca que nunca.
Y entonces me descubrirán, aquí bien plantada sobre mis
cuatro patas como siempre, esperándolos estoicamente, aguardando la arremetida.
El mayor le gritará a los otros mientras arrastrará la silla contra el suelo,
que me repasen con la esponja y Maxi repartirá los individuales, siempre es el
más cuidadoso de los tres y con rapidez irán cayendo sobre mí, la manteca, el
tarro de galletitas, la panera con flautitas, el dulce de frambuesa, que le
encanta a Lucas y el frasco de dulce de leche que los tres atacarán con sus
cucharas. La azucarera llegará planeando mareada de tanto revoloteo y por
último los tazones de chocolatada con leche, eso sí, bien caliente para ser
derramada en cualquier momento sobre mí. Luego y por unos instantes, sólo por
unos instantes, la ingesta los mantendrá calmos, para seguir después con el
maltrato. Y más tarde los deberes y los libros y las carpetas y la tele, ah sí,
la tele a todo lo que da. Pero, ¿Qué sería mi vida sin ellos?... Sería mucho
más tranquila, sin dudarlo.
Lo esperado, están llegando, los escucho y por lo visto
llegan con invitados.
Bueno Juanita…a prepararse, que el día viene duro. En otra
oportunidad les contaré el origen de mi nombre.
GARCIA,
Alicia Rita- 2022
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