MAMBRÚ
DESPUÉS DE LA GUERRA
(Mambrú se fue a la
guerra chiribín chin chin la la la…)
Una mañana de Mayo vimos que un hombre harapiento se
acercaba a nuestra casa. Tenía cabellos muy largos y crecida barba y bigotes.
A medida que iba llegando donde estábamos mi madre y yo
pelando verduras para hacer la comida, nos pareció que su porte nos era
conocido.
El hedor que salía de su cuerpo nos hizo estornudar, era
insoportable estar cerca de él, además sus manos estaban llagadas y a través de
sus botas destruidas vimos sus pies sangrando también.
-Pobre infeliz- dijo mamá. Vamos adentro que me da miedo.
Cuando intentamos abrir la puerta para entrar a la casa, el
extraño hombre asió a mi madre de un brazo y llorando amargamente preguntó:
-¿Es que ya no conoces a tu esposo mujer? Cinco años en la
guerra no pueden haberme cambiado tanto.
Era mi padre que regresaba y al que mamá daba por muerto, yo
no lo recordaba porque era muy pequeña cuando se marchó a defender a la Patria.
Después de bañarse y ponerse ropa limpia se sentó a la mesa
a comer junto a nosotras. Mamá no habló más, el silencio era total, solo se oía
el ruido de las cucharas golpeando los platos, entonces al mirar por la
ventana, vi que llegaba el tío Luis y corrí a su encuentro para abrazarlo.
Mi madre se desmayó cayendo pesadamente al piso.
Nunca supe por qué.
Ana
María Muñoz - 2023
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