Según pasan
los años.
Todo cambia con el paso del tiempo, volver a
un lugar y descubrir qué poco queda de lo que guarda nuestra memoria, es un
golpe bajo a los recuerdos.
Los rostros envejecidos de las personas que
conocimos antaño, son el reflejo de nuestro propio rostro.Son el espejo por donde pasa toda una vida de
historias y vivencias, que solo existen en la mente del que salió a peregrinar
por los caminos de otros mundos.
Los árboles ahora son gigantes, centinelas de
los verdes parajes que yo contemplé tantas veces mientras viajaba cuando era
joven.
Ya no puedo disfrutar los amarillos trigales,
ellos todo esconden con su follaje, tampoco puedo ver la gama de verdores que
cubren las lomas de los campos del sur.
Solo el lago y las montañas permanecen
inmutables, con su grandeza de estirpe milenaria y su fiel compañero de las
nieves eternas, que enciende su cráter por las noches iluminando el cielo y la
inmensidad.
Todo cambia inexorablemente.
Ana María Muñoz - 2024
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