Carta a una Señorita
Querida tía:
En un día tan especial como el Día de la Mujer, quería
recordarte y agradecerte por todo lo que nos enseñaste y nos sigues enseñando.
Aprendí a dar las gracias a lo Divino, aún en las
situaciones más adversas, a compartir con amor y respeto, sin esperar nada a
cambio; a ser metódica en mis tareas cotidianas; a hacer de cada tarea un
momento de recogimiento, al hacerlas con paciencia, belleza y alegría.
Todo eso lo aprendí con tu ejemplo diario, en el que haces
de cada acontecimiento, un motivo para orar, para desenvolvernos, para crecer espiritualmente,
para reverenciar y para florecer a los pies de la Divina Madre.
Ahora quizás estés más curvadita, por el paso de los años,
pero te mantienes firme, fuerte, sabia, llenando de gozo, esperanza, bendición,
reverencia a toda nuestra familia y a tus amigos y conocidos. Tenemos la dicha
de saludarte, conversar, compartir o trabajar.
Nunca pierdas ese don maravilloso que posees, y oro porque
tus enseñanzas, como mujer entera, responsable, de gran ofrenda que eres,
florezcan y hagan renacer el corazón de todos nosotros.
Gabriela Medawar - 2024
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