PROCASTINAR:
¿Qué nos sugiere esta palabra?
¿Todo ya está bien ordenado? Me
pregunto y en realidad no me importa. Día tras día, año tras año hice lo mismo.
Dejar las cosas para más tarde.
Me enredo en una madeja de
pensamientos gastados, tontos.
Mientras no sé cuántas veces pasé
la mano por la superficie dela mesa, mis ensueños se arremolinan como nubes de
colores, como energías debilitadas que vuelan entre las flores.
Mi voluntad se derrite. Siento un
escalofrío de desamparo. ¿Cómo puedo seguir viviendo así?
Limpio no limpio, practico no
practico. Tengo que caminar todos los días por las calles pavimentadas de estrellas,
y no lo hago. Lo dejo para después.
Después ¿cuándo? Después ¿de qué?
Si sé que algún día formaré parte
de la tierra, ¿por qué no apuro la vida?
“Mañana empezaré de nuevo,
distinta”, me digo y me arrojo sobre la cama a soñar con ese día en que liberaré
las ganas de dejar para mañana.
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