Cuento fantástico
Elecciones
Soy de las que no ganan ni un pedazo de pan en los juegos de
azar, me siento muy sorprendida por ser una de las elegidas, entre millones de
habitantes, para formar parte de un grupo selecto que va a viajar por cincuenta
años al futuro. Soy una mujer no sé si afortunada, pero sí admirada por tal
misión. Señora Inteligencia Artificial (IA), me pregunto: ¿Qué vio y qué
necesita de mí que usted no tenga?
Pienso… Si voy a emprender este viaje espacial a lo
desconocido sin mis grandes tesoros, recalculo qué elementos llevar. Primero
llevaría a mi hijo amado, pero como tienen que ser objetos inanimados y no
personas me deja un sinsabor de sólo imaginarlo.
Pero si voy a sacarle chispa a mi creatividad, primero
investigo quién es mi reclutadora. Obvio que lo primero que hice fue ir al
sabelotodo tecnológico -Don Google- para saber de qué trata la IA. Esta es un
campo de la informática que se enfoca en crear sistemas que puedan
realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Puede
realizar trabajos que cuando se llevan a cabo por seres humanos requieren de
inteligencia, razonamiento y aprendizaje. Imita el modo de pensar del ser
humano, automatiza procesos, nunca descansa.
El enorme potencial de la IA para transformar nuestras vidas
desde el punto de vista tecnológico, económico, ambiental y social es
indiscutible. Por eso actualmente hay inversiones millonarias en la agenda
digital a nivel mundial. Y eso la hace tan poderosa como peligrosa.
Lo único que le falta a la IA es tener un sistema de números
que pueda manejar, el manojo de sentires que tiene nuestra mente, cuerpo y alma
humana. Somos capaces de gestionar emociones, conectar y expresar nuestros
sentimientos. Podemos reprogramar conscientemente nuestra forma de pensar y
accionar con la bendita neuroplasticidad. El poder de la palabra oral, escrita
y no verbal. Nuestra capacidad de generar vínculos afectivos y deleitarnos con
nuestros cinco sentidos. El contacto físico, las charlas interminables con mate
por medio, o alguna bebida alcohólica de nuestro agrado o infusión exquisita
por su aroma y sabor. No creo que los robots vayan a poder sentir esa agradable
sensación. Ni hablar de esos besos que te elevan al cielo y los abrazos que
sanan cualquier malestar.
Sospecho que esta puede ser una de las causas por qué me
eligieron y creo que necesitan de mi presencia en el futuro, o para cuidar a
los bebés robots, porque amo a los niños. En el futuro va ser todo digital,
sistemático, sin emociones, sin mis seres queridos y mis pasiones. Ayer, hoy y
mañana, mis grandes pasiones son: las fotos, los libros, mis escritos, mis recuerdos
personales y la Palabra de Dios escrita. Por eso los dos elementos
seleccionados para esta gran aventura son: La Biblia y un cuaderno Bitácora
Personal.
Elijo la biblia porque voy a necesitar alimentar mi alma, mi
espíritu, mi sabiduría y discernir con la luz de la palabra de Dios, alimentar
mi propósito de elevarme al cielo. Y reencontrarme con mi viejito amado para
abrazarnos sin fin.
Y en mi bitácora personal haría arte con la palabra, con las
imágenes en especial: pondría fotos familiares, de amigos, de viajes que me
elevan cada vez que los veo. También haría un apartado en donde contaría
resumidamente mi propósito en la vida, mis escritos, mis miedos y mis sueños.
Algo que creo que voy a extrañar con locura, por lo que
pondría en un sobre un poquito de pelo de mi hijo, para sentir su olor.
Anexaría flores disecadas, cartitas de mis amados niños, familia y amigos.
Tengo miles de cuadernos escritos, en este trataría hacer una selección de mis
frases favoritas, fragmentos de poesías y canciones, resumen de novelas e
historias de vida, que me han marcado y quiero llevarlas para lo nuevo, como
mis bases. Este libro lo llenaría como si fuera mi robot personal pero hecho
por mis manos, con mis lágrimas y alegrías, con el puño de mi letra y su
emoción. Le pediría a mi gente que la firme, que me den una dedicatoria si
quieren.
Dudé en llevar una lapicera, pero me paso de elementos
permitidos, me imagino que voy a poder agarrar una máquina súper inteligente
para escribir y enseñarle toda mi inteligencia emocional. Actualmente trabajo
para nutrirla al igual que mi capacidad de escritura. Eso me hace poderosa y
valiosa, para el futuro que me espera.
Vanesa Gómez - 2024
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