miércoles, 19 de junio de 2024

 

Cuento fantástico

 

                                                               Elecciones

Soy de las que no ganan ni un pedazo de pan en los juegos de azar, me siento muy sorprendida por ser una de las elegidas, entre millones de habitantes, para formar parte de un grupo selecto que va a viajar por cincuenta años al futuro. Soy una mujer no sé si afortunada, pero sí admirada por tal misión. Señora Inteligencia Artificial (IA), me pregunto: ¿Qué vio y qué necesita de mí que usted no tenga?

Pienso… Si voy a emprender este viaje espacial a lo desconocido sin mis grandes tesoros, recalculo qué elementos llevar. Primero llevaría a mi hijo amado, pero como tienen que ser objetos inanimados y no personas me deja un sinsabor de sólo imaginarlo.

Pero si voy a sacarle chispa a mi creatividad, primero investigo quién es mi reclutadora. Obvio que lo primero que hice fue ir al sabelotodo tecnológico -Don Google- para saber de qué trata la IA. Esta es un campo de la informática que se enfoca en crear sistemas que puedan realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Puede realizar trabajos que cuando se llevan a cabo por seres humanos requieren de inteligencia, razonamiento y aprendizaje. Imita el modo de pensar del ser humano, automatiza procesos, nunca descansa.

El enorme potencial de la IA para transformar nuestras vidas desde el punto de vista tecnológico, económico, ambiental y social es indiscutible. Por eso actualmente hay inversiones millonarias en la agenda digital a nivel mundial. Y eso la hace tan poderosa como peligrosa.

Lo único que le falta a la IA es tener un sistema de números que pueda manejar, el manojo de sentires que tiene nuestra mente, cuerpo y alma humana. Somos capaces de gestionar emociones, conectar y expresar nuestros sentimientos. Podemos reprogramar conscientemente nuestra forma de pensar y accionar con la bendita neuroplasticidad. El poder de la palabra oral, escrita y no verbal. Nuestra capacidad de generar vínculos afectivos y deleitarnos con nuestros cinco sentidos. El contacto físico, las charlas interminables con mate por medio, o alguna bebida alcohólica de nuestro agrado o infusión exquisita por su aroma y sabor. No creo que los robots vayan a poder sentir esa agradable sensación. Ni hablar de esos besos que te elevan al cielo y los abrazos que sanan cualquier malestar.

Sospecho que esta puede ser una de las causas por qué me eligieron y creo que necesitan de mi presencia en el futuro, o para cuidar a los bebés robots, porque amo a los niños. En el futuro va ser todo digital, sistemático, sin emociones, sin mis seres queridos y mis pasiones. Ayer, hoy y mañana, mis grandes pasiones son: las fotos, los libros, mis escritos, mis recuerdos personales y la Palabra de Dios escrita. Por eso los dos elementos seleccionados para esta gran aventura son: La Biblia y un cuaderno Bitácora Personal.

Elijo la biblia porque voy a necesitar alimentar mi alma, mi espíritu, mi sabiduría y discernir con la luz de la palabra de Dios, alimentar mi propósito de elevarme al cielo. Y reencontrarme con mi viejito amado para abrazarnos sin fin.

Y en mi bitácora personal haría arte con la palabra, con las imágenes en especial: pondría fotos familiares, de amigos, de viajes que me elevan cada vez que los veo. También haría un apartado en donde contaría resumidamente mi propósito en la vida, mis escritos, mis miedos y mis sueños.

Algo que creo que voy a extrañar con locura, por lo que pondría en un sobre un poquito de pelo de mi hijo, para sentir su olor. Anexaría flores disecadas, cartitas de mis amados niños, familia y amigos. Tengo miles de cuadernos escritos, en este trataría hacer una selección de mis frases favoritas, fragmentos de poesías y canciones, resumen de novelas e historias de vida, que me han marcado y quiero llevarlas para lo nuevo, como mis bases. Este libro lo llenaría como si fuera mi robot personal pero hecho por mis manos, con mis lágrimas y alegrías, con el puño de mi letra y su emoción. Le pediría a mi gente que la firme, que me den una dedicatoria si quieren.

Dudé en llevar una lapicera, pero me paso de elementos permitidos, me imagino que voy a poder agarrar una máquina súper inteligente para escribir y enseñarle toda mi inteligencia emocional. Actualmente trabajo para nutrirla al igual que mi capacidad de escritura. Eso me hace poderosa y valiosa, para el futuro que me espera.

 

                                                                        Vanesa Gómez - 2024





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