Fábula
Equipos
Mañana comienzan
las clases –dijo muy orgulloso el pizarrón- y en vacaciones me han embellecido,
pasándome una mano de pintura nueva, dejándome hermoso.
Haremos una buena
dupla –agregó la tiza- ya vi tu cara de pizarrón y me dieron muchas ganas de
escribir, de que el maestro me utilice y guíe para volcar en ti sabiduría.
¡Ja! ¡Qué ilusos!
–se oyó una vocecita pequeña, la del bolígrafo, que no por eso se podría juzgar
de tímida.
Ya lo creo
-agregó el cuaderno- nosotros, porque cada cuaderno y cada bolígrafo tiene un
dueño. Somos muy importantes, porque guardamos en nuestros cuerpos los temas
presentados para que puedan ser leídos posteriormente, y el encargado de
volcarlo en mis hojas eres tú, mi compañero inseparable.
Se oyeron unas carcajadas
sonoras, el pizarrón y la tiza se reían burlonamente.
¿Y qué podrían
transmitir vosotros si los alumnos no vieran los temas escritos en mí? –dijo
con cierta prepotencia la pizarra.
Y mi esfuerzo
–aseguró la tiza- porque yo, para que mi oficio sea eficiente, voy dejando la
vida.
El cuaderno y el
bolígrafo se sintieron algo humillados, pero en ese instante entró el profesor
y, seguido de un saludo de bienvenida a los alumnos, comenzó a explicar y
escribir con la blanca tiza sobre el negro pizarrón, ambos muy orgullosos y
sonrientes, algo burlones, sintiéndose los héroes de la clase. Sonó la campana,
y el profesor, a modo de despedida dijo:
Copien bien el
tema, que el profesor de la próxima materia seguro lo borrará –y salió del
aula.
Moraleja: Aunque el oficio parezca insignificante,
cada quien ocupa un lugar importante y necesario en el todo.
Asunción - 2024
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