INVIERNO
Llegó el invierno.
El viento frío apagó la vela.
Con luna llena, en la profunda
noche
hay un silencio inquieto,
inseguro.
Se oyen sonidos de hierbas secas
de alguien que pisa por el muro
oscuro.
Luisa se detiene, helada por
fuera
inquieta y rojiza por dentro,
“No confíes, ilusa, en tu esperanza
que del jardín surja aquél que
anhelas”
Lo vio ayer, ayer hablaron, por
eso espera.
Cansada está de suspiros y de
ausencias,
y de lágrimas, del silencio de
paraje despoblado,
“Yo quiero ser una muchacha
simple
nada de grandes requiebros.
Una muchacha feliz en los brazos
de quien amo,
y vivir como mujer a la luz de
las mañanas”
Pero los pasos no llegan al hueco
de su ventana
y se queda allí esperando, con la
niebla,
y el rumor de la lluvia invernal
que se desliza mansa y triste
como Luisa, que se calla lo que
siente.
Nadie sabrá por qué en invierno Luisa llora
sus tristezas.
Nadie sabrá de qué se compone la
mirada
de aquella mujer.
Porque noches de viento y de
lluvia
habrá siempre tras el duro
cristal.
Nadie sabrá si el invierno, el
llanto
o la noche destruyeron su sonrisa
Helada como el paisaje esa
muchacha quedó.
Mirando tras la ventana la vida
deshecha en polvo
que calla nombres y suspira a
solas.
Clara Molina - 2024
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