martes, 8 de octubre de 2024

 


                    EL HADA Y EL ALERCE

En medio de la soledad de las tierras yermas de la Patagonia, solo habitada por curiosos guanacos, se alza imponente el Alerce.

Sus ramas atraen aves buscando sombra y el Hada de los vientos, ulula a su lado.

Es otoño y sigue verde- dice el Hada en un murmullo -Qué extraño, volveré en otra época del año.

Pasan los meses y regresa a visitarlo ansiosa, sorprendida observa que está igual, ella que vino de tan lejos para ayudarlo a hacer caer sus hojas, se pone triste.

Entonces el Alerce al verla angustiada extiende uno de sus brazos y la levanta hacia su copa, alto, muy alto; porque los alerces son así. Gigantes centinelas de las tierras patagónicas.

-Hadita de los vientos, regálame una sonrisa así me alegras el día- le dice con su voz antigua y cansada -Yo no puedo cambiar mis hojas; porque cuando llega el invierno debo proteger al viajero y a las aves que buscan refugio al amparo de mi follaje para no morir. Debes irte lejos de acá para encontrar árboles que necesiten tu ayuda- Le habló con tanta ternura que el Hada de los Vientos le prometió volver a visitarlo aunque él no la necesite y se despidió con una caricia en su brazo-rama.

                                                               Ana María Muñoz - 2024

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