EL AMOR DE LOS QUE YA NO ESTÁN
Salí de mi casa ya cansada, un poco
despistada porque esa no había sido una mañana muy tranquila: Vino el cartero
con las boletas, el sodero, llamaron de telefónica y no sé cuántas cosas más.
De pronto oigo un ruidito extraño, algo
que zumbaba débilmente en mi oreja. Les aseguro que me asusté, con la mano
traté de alejar lo que, según yo, sería una abeja.
Entonces lo descubrí. Muy tímidamente
un colibrí que parecía estar hablándome.
Me llamó la atención su hermoso color
verde. Cuando me di cuenta lo tenía en mi mano, estaba ahí, posado, y me miraba
fijamente. Y en sus ojos vi los de mi madre, los de mi padre, y de algunos de
mis ancestros.
¿Cómo terminó mi día? El día que nunca
voy a olvidar, porque la paz y el amor que me transmitió aquel pajarito me
confirmaron que no estaba sola, pase lo que pase, hasta que los vuelva a
encontrar.
Desde ese día, cada vez que puedo, le
cuento a quien me quiera escuchar que yo vi el amor de mi gente querida con
forma de picaflor.
Susana Rodríguez - 2018
Me encantó el relato con el colibrí, gracias Susana
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