miércoles, 26 de agosto de 2020

 

    LAS CORTINAS

 

En un retiro anual en Embalse la señorita Beatriz  les pidió a Susana y a Marta que se encargaran de las cortinas de la capilla y la casa de retiros.

 

En la casa, en la sala junto al hall del mapa, había tres ventanas que al parecer no tenían exactamente las mismas medidas, o al menos las cortinas no las tenían, o quizás habrían encogido con el lavado. Así que para corregirlas la señorita les indicó que en cada extremo del dobladillo superior hicieran una lazada para engancharlos en la terminal del caño de soporte y de ese modo evitar que la cortina dejara espacios descubiertos.

 

Terminada la tarea, Susana y Marta se quedaron mirando la cortina en silencio. Marta preguntó a su compañera si le gustaba a lo que Susana contestó: “No, está horrible”. Cuando le mostraron en silencio el resultado a la señorita Beatriz las tres se quedaron mirando, cada una con sus pensamientos, la recién llegada sin demostrar nada y ansiosas las responsables de la manualidad. Después de un prolongado silencio Beatriz se volvió hacia ellas y comentó: “¡Perfecto, muy bien! Pero vamos a desarmarlo todo y hacerlo de otro modo”

 

Hermosa enseñanza. El trabajo había sido realizado tal como se propusiera por lo tanto era validado, más eso no había resuelto el problema, que requería un trabajo más drástico. 

 

                                                                       Asumi - 2015

 

 

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