LAS
CORTINAS
En un retiro anual en Embalse la señorita
Beatriz les pidió a Susana y a Marta que
se encargaran de las cortinas de la capilla y la casa de retiros.
En la casa, en la sala junto al hall del mapa, había
tres ventanas que al parecer no tenían exactamente las mismas medidas, o al
menos las cortinas no las tenían, o quizás habrían encogido con el lavado. Así
que para corregirlas la señorita les indicó que en cada extremo del dobladillo
superior hicieran una lazada para engancharlos en la terminal del caño de
soporte y de ese modo evitar que la cortina dejara espacios descubiertos.
Terminada la tarea, Susana y Marta se quedaron
mirando la cortina en silencio. Marta preguntó a su compañera si le gustaba a
lo que Susana contestó: “No, está horrible”. Cuando le mostraron en silencio el
resultado a la señorita Beatriz las tres se quedaron mirando, cada una con sus
pensamientos, la recién llegada sin demostrar nada y ansiosas las responsables
de la manualidad. Después de un prolongado silencio Beatriz se volvió hacia
ellas y comentó: “¡Perfecto, muy bien! Pero vamos a desarmarlo todo y hacerlo
de otro modo”
Hermosa enseñanza. El trabajo había sido realizado
tal como se propusiera por lo tanto era validado, más eso no había resuelto el
problema, que requería un trabajo más drástico.
Asumi - 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario