miércoles, 9 de septiembre de 2020

 

Mi barrio

 

En un lugar no tan lejano, sobre una calle transitada, yace un sencillo barrio. Está escondido tras una cortina de árboles altos que sirven de muralla al sonido, y cuenta con tres posibles accesos. Al adentrarse en él, se deja atrás el pavimento y se transitan escabrosas calles de tierra que hacen que los vehículos se sacudan haciendo ruido que resuena por todo el barrio.

 

Una vez dentro, la naturaleza se las ingenia para mezclarse con las casas, y las casas para mezclarse con la naturaleza, las que complementan el paisaje con su variedad de colores, formas, estilos, tamaños y diversos jardines. Cada tanto aparecen casas nuevas disminuyendo los descampados, donde crecen jarillas y otras plantas locales, y aumentando la cantidad de niños jugando en las calles.

 

En los días de verano, durante el día, se escucha el trinar de los diferentes pájaros que frecuentan las copas de los árboles y durante la noche, cuando refresca, se oye el sonido de las pocas cigarras que no se han ido. En los días de lluvia, el frío invade el paisaje y lo hace llorar esparciendo el aroma a tierra mojada.

 

El barrio tiene reservado un pedacito de cielo que en las noches despejadas saca a relucir su colección de brillantes estrellas para que todos las veamos. Y cuando las nubes no lo cubren, se pueden apreciar las montañas, alzándose a lo lejos, que parecen rodearnos y decir cálidamente: “Estás en casa”.

 

Carolina Solsona -2020

 

1 comentario:

  1. Precioso Carolina, me encanta como escribes. Es como que naciste escritora y ahora solo te estás puliendo. Muy bello

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