Mi
barrio
En un lugar no tan lejano, sobre una calle transitada, yace
un sencillo barrio. Está escondido tras una cortina de árboles altos que sirven
de muralla al sonido, y cuenta con tres posibles accesos. Al adentrarse en él,
se deja atrás el pavimento y se transitan escabrosas calles de tierra que hacen
que los vehículos se sacudan haciendo ruido que resuena por todo el barrio.
Una vez dentro, la naturaleza se las ingenia para mezclarse
con las casas, y las casas para mezclarse con la naturaleza, las que complementan
el paisaje con su variedad de colores, formas, estilos, tamaños y diversos
jardines. Cada tanto aparecen casas nuevas disminuyendo los descampados, donde
crecen jarillas y otras plantas locales, y aumentando la cantidad de niños
jugando en las calles.
En los días de verano, durante el día, se escucha el trinar
de los diferentes pájaros que frecuentan las copas de los árboles y durante la
noche, cuando refresca, se oye el sonido de las pocas cigarras que no se han
ido. En los días de lluvia, el frío invade el paisaje y lo hace llorar
esparciendo el aroma a tierra mojada.
El barrio tiene reservado un pedacito de cielo que en las
noches despejadas saca a relucir su colección de brillantes estrellas para que
todos las veamos. Y cuando las nubes no lo cubren, se pueden apreciar las
montañas, alzándose a lo lejos, que parecen rodearnos y decir cálidamente:
“Estás en casa”.
Carolina Solsona -2020
Precioso Carolina, me encanta como escribes. Es como que naciste escritora y ahora solo te estás puliendo. Muy bello
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