miércoles, 18 de noviembre de 2020

 

    La pícara almohada y el diminuto diente 

 

Resulta que Day, cada vez que se le caía un diente de leche, lo ponía bajo su almohada esperando el ratoncito Pérez. Una y otra vez y así hasta que se terminaron los dientes de leche. 

¡Qué triste estaba Day! nunca llegó el ratoncito Pérez. Pasaron los años y nada, su espera ya no podía seguir porque él ya no tenía más dientes de leche.

Cuando ya grande, recordando su infancia, viendo a su hijito con la misma almohada y guardando sus dientecitos, le dijo: -No vale la pena, ese ratón nunca vendrá.

¡Espera Papá! -le dijo el niño -¡Sólo espera! ¡Ten paciencia!

Al otro día ¡Oh sorpresa!, recibió una extensa carta donde el ratón hacía acreedor al niño de una suma importante lograda ¡Con los esfuerzos de su padre!

¡El niño saltaba y reía de la gran alegría, el padre no entendía nada!

Cuál es la moraleja; sin fe nada obtendrás, el niño sí la tuvo.

 

Janet - 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Reflexión     Los seres que aman derriban barreras, acercan, escalan montañas. Los seres que odian separan, levantan murallas, no ...