lunes, 15 de marzo de 2021

 

DESCRIPCIÓN          

 

 

 

ASÍ ES MI  ÁEBOL DE PALTA

                                                                                  (Persea americana)

 

 

Llegó a casa envuelto en un suave manto verde, dentro de una canasta de piel verde oscuro, con su forma de huevo marrón. Así, apenas extraído de su confortable nido, lo sumergimos en  la tierra húmeda del patio y creo que nos olvidamos.

 

No recuerdo ahora cuántos días tardó en asomar un fino tallo, del tamaño de un lápiz aunque algo más delgado, ostentando, casi con orgullo,  dos hojas demasiado grandes, en apariencia, para su tamaño.

 

Y fue creciendo lentamente, como esperando que nos habituáramos a su callada presencia. Con el tiempo alcanzó el alto de la medianera, pero siguió irguiéndose hacia el cielo, estirando sus ramas cubiertas de hojas grandes, simples, enteras de forma elíptica, alargada y nervadura pinnada. La inserción de sus hojas en el tallo se realiza a través de un pecíolo. Cuando joven esas hojas eran de color rojizo, pero al llegar a la madurez se tornaron lisas y de un verde intenso y oscuro, de unos 15 centímetros de largo y 6 de ancho. Las cambia todos los años, formando las nuevas bajo las existentes que las protegen hasta que están fuertes, y entonces las viejas se desprenden dejándose caer hasta formar un colchón crujiente a los pies de su árbol.

 

Cuando llega Noviembre se cubre de miles de flores pequeñas, de color verde amarillento, conformados en racimos los que a su vez  se agrupan en otros racimos, conteniendo a cientos y cientos de florcitas, abiertas por una semana ofrendando su néctar a miles de abejas que acompañan su despertar con un suave ronroneo coral.

 

Los pequeños frutitos, no más grandes que un garbanzo, se aferran fuertemente a los tallos flexibles, y acunadas por el viento van creciendo, manteniéndose allí durante los siguientes nueve meses, hasta que su color comienza a tornarse oscuro y a aproximarse al negro, anunciando que ya están disponibles para ser consumidos. En una pequeña barca, fina y  flexible, se ocultan dos centímetros de pulpa de suave color verde pálido, a la espera de ser liberada para engalanar la mesa y agradar los paladares.

 

Y de nuevo el ciclo comienza a cumplirse. Dentro de la suave cuna de cremoso alimento se mantiene la vida en un huevo vegetal de oscuro color, a la espera de ser llevado a la tierra húmeda.

                                                          

                                                                                              MARTA - 2012

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