viernes, 12 de marzo de 2021

 

                                                                                 El águila mora

La abuela y su nieto de año y medio se habían quedado en los vehículos junto a un río de aguas cristalinas mientras los jóvenes y niños se fueron a escalar un cerro, durante unas vacaciones invernales en un muy frío y soleado invierno en Bariloche.

 

La abuela, como corresponde a una buena abuela, sacó de la canasta un sanguche casero de pollo y el niñito lo tomó con sus manitas, “Solo” decía, indicando que no quería ayuda, y en un momento un trozo de pollo cayó al suelo, y el pequeño lo miraba con tristeza mientas su abuela lo tranquilizaba diciendo que había más, que no pasaba nada.

 

Desde los árboles cercanos surgió un ave hermosísima, un águila mora, con más de un metro de punta a punta de sus alas y su plumaje blanco y beige, y temerariamente, con precisión, descendió hasta los pies de los sorprendidos turistas recogiendo con gracia el trocito de pollo, sin rozar siquiera los pies de la abuela ni otros obstáculos, llevándoselo con sus patas hacia las alturas como merecido trofeo.

 

El primero en reaccionar fue el niño, que señalando con su pequeño índice comentó: “Pajarito”

 

                                                                                                              AMI

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