El águila mora
La abuela y su nieto de año y medio se habían quedado en
los vehículos junto a un río de aguas cristalinas mientras los jóvenes y niños
se fueron a escalar un cerro, durante unas vacaciones invernales en un muy frío
y soleado invierno en Bariloche.
La abuela, como corresponde a una buena abuela, sacó de
la canasta un sanguche casero de pollo y el niñito lo tomó con sus manitas,
“Solo” decía, indicando que no quería ayuda, y en un momento un trozo de pollo
cayó al suelo, y el pequeño lo miraba con tristeza mientas su abuela lo
tranquilizaba diciendo que había más, que no pasaba nada.
Desde los árboles cercanos surgió un ave hermosísima, un
águila mora, con más de un metro de punta a punta de sus alas y su plumaje blanco
y beige, y temerariamente, con precisión, descendió hasta los pies de los
sorprendidos turistas recogiendo con gracia el trocito de pollo, sin rozar siquiera los pies de la abuela ni otros obstáculos, llevándoselo con sus patas
hacia las alturas como merecido trofeo.
El primero en reaccionar fue el niño, que señalando con
su pequeño índice comentó: “Pajarito”
AMI
No hay comentarios:
Publicar un comentario