La Sonrisa
En
un umbrío jardín florecido
de
hojas verdes y doradas
estaba
siempre mi madre
con
sus ojos pensativos.
Una
sonrisa eterna
como
la de una Mona Lisa
le
curvaba apenas los labios
casi
una mueca sombría
de
una fuerza algo ajena.
¿Pensaba
en un ser amado
sepultado
allá en el tiempo?
¿O
evocaba la alegría
De
encontrase en los jardines
con
una rosa tardía?
Nunca
fue comunicativa.
Nunca
supe qué pensamiento alocado
jugueteaba
entre sus labios
¿Qué
habrá pasado allá lejos,
cuando
no eras mi mamá?
Extasiada
por la sombra
De
un efímero jazmín, hasta el
blanco
del perfume estructuró ese carmín
Y
allí se quedó grabado
¿O
fue algún viejo recuerdo
que
una y otra vez volvía?
Mi
mamá, mi Mona Lisa, sonreía, sonreía.
Clara Molina 2020
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