viernes, 15 de noviembre de 2024

 

NOVELA 


Cansada, harta, no sé cuánto rato me resistí sin que se notaran mis turbios sentimientos, Rhoda por fin se había marchado con los platos, así que no tuve que controlar mi rostro por más tiempo. Pero, pasados unos minutos me sentí mejor, el remolino de mis pasiones se fue aquietando dentro de mí.

Rhoda tenía esa habilidad, la de agitarme interiormente, pues nos conocíamos desde nuestra adolescencia, ella como empleada al servicio de mi familia desde que ambas teníamos diecisiete años. Siempre creí que ella tenía envidia de mí, pero la realidad parecía ser otra; yo la envidiaba.

La posición de mi familia me obligaba a ajustarme a normas sociales que detestaba y detesto, lo que cuenta para mí pero no corre para ella. Los preceptos para una “señorita” son anticuados y aburridos, y ella es joven, sociable y bella, y lo peor para mí es tener que reconocer que es más feliz.

Y en ese momento, cuando salió del comedor después de haber presenciado mi discusión con mis padres, hubiese deseado tener algo a mano, como un libro o un zapato para arrojárselo a la nuca, pero era un deseo que no podía cumplir.

Al menos espero que no haya escuchado todo el tema que debatíamos en la mesa hoy, que si bien era una discusión recurrente, no lográbamos evitarla.

Mis padres querían hacerme entender que mi relación con Sebastián no era la más aconsejable, ya que era hijo de campesinos aunque haya llegado a ser un buen militar: además que desde pequeña mis padres y los padres de Walter, otros ricos hacendados del distrito, habían pensado en la posibilidad de que una unión entre ambas familias sería magnífica, y el nudo de esa unión sería una boda.

Rhoda me hablaba de que Walter solía invitarla a caminar en sus horas libres, y que le contaba aventuras increíbles, como que él era un espía, mejor dicho doble agente, y que si lo descubrían lo pagaría muy caro.

Creo que todas esas cosas me las contaba ella para alterarme, pero la presión de esas situaciones me ponían muy mal, aunque gracias a sus comentarios tendría argumento para deshacerme de Walter, por lo que me propuse a investigar sobre la veracidad de sus dichos.

Tenía un escenario roto, pero aprendería a moverme en él.

Marta




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