viernes, 9 de abril de 2021

 

En la granja de los abuelos

Nos fuimos a pasar unos días a la granja de mis padres, los niños estaban felices de volver a casa de sus abuelos y de jugar libremente por el campo. María y Pedro se despidieron de su papá que se quedaría trabajando en la ciudad.

Después de viajar varios kilómetros llegamos y ahí estaban ellos, ilusionados con nuestra visita. Abrazos, besos, risas. Es que los abuelos son todo amor, hasta Cachito, el perrito regalón demostraba su cariño y alegría al vernos bajar del coche, moviendo su cola y saltando.

Mi madre nos esperaba con la mesa preparada para tomar la merienda, había horneado una tarta de frutas para la ocasión, la que devoramos con avidez, después mi padre y los niños se fueron a encerrar las aves, antes que empezara a oscurecer.

¡Cómo disfrutaban mis hijos cada vez que íbamos! Se olvidaban del televisor, del teléfono, de los jueguitos en la computadora y eso me hacía sentir muy bien. Mamá y yo nos quedamos charlando, me contó que tenían problemas con un zorrito mal educado que por las noches quería entrar al corral donde dormían las gallinas y los patos con sus hijitos, varias veces tuvieron que levantarse al sentir los gritos de las aves asustadas por el intruso.

La gallina más viejita escondía bajo sus alas a todos los pequeños, patitos y pollitos; pero una noche cuando los protegía se dio cuenta que le faltaba el mas chiquitín, que era muy travieso y se llamaba Jazmín. Armó tal alboroto que el zorro, que se llamaba Tantor, salió corriendo despavorido, la gallina vieja llamaba a Jazmín: ¡clo clo clo, clo clo! -¡Esa noche, fue de terror!- decía mamá muy triste. – Ay mamá, cuánto lo siento, ¿qué podemos hacer? - le dije preocupada -¿Qué pasó con el pollito Jazmín? Le pregunté pensando que tal vez Tantor se lo habría llevado.

En ese momento entraron los niños con mi padre, María traía entre sus manitos un pequeño pollito amarillo como el sol - ¡Mamá, mamá! Mira lo que me regaló el abuelo, es mío y lo llevaré a casa- Me quedé muda, ¿cómo podríamos cuidar a ese bebé? Pensé – Pero su mamá lo extrañará si lo llevamos con nosotros- le dije.

Pedro, que escuchaba en silencio, de pronto dijo: -Madre, Jazmín ya no vive con su mamá y está acostumbrado a estar sin ella, porque desde que el zorro quiso llevárselo vive en la casa con el abuelo, así que no será difícil que se adapte a nuestro departamento en la ciudad-

Y así fue que Jazmín llegó a nuestras vidas, hace varios meses que comparte todo con la familia, ahora es un gallito cantor que vive en el quinto piso y que una vez al mes viaja a la granja de visita.

                                                                              Ana María Muñoz 2021

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