miércoles, 14 de abril de 2021

 

VIAJE ACCIDENTADO

EL CASO

Esto ocurrió en una noche de invierno en la ciudad de Mendoza en el año 1988.

Una joven se subió al colectivo, pagó el boleto, se dirigió hacia el fondo, el colectivo venía vacío, se quedó de pie tomándose de pasamanos del techo.

El chofer del colectivo hizo una maniobra abrupta y la joven se aferró con fuerza con una sola mano por que la otra estaba ocupada con bolsos y carpetas, todo el peso del su cuerpo más el movimiento brusco hizo que el pasamanos se descolgara del techo.

Cuando logro equilibrarse siguió con el pasamanos en alto, manteniéndolo en esta posición por unas cuantas cuadras.

Cuando llegó a destino se acercó al chofer se lo entregó y se bajó.

 

LA ANÉCDOTA

Era una noche fría esperaba el colectivo de la línea 3 en la calle Lavalle de la ciudad de Mendoza, había salido de la facultad y estaba muy cargada con libros y bolsos.

El cansancio y las ganas de llegar a casa se hacían presentes a las 23.30 horas.

Esperé mucho, hasta que al fin llegó, subí con mucha dificultad dada la cantidad de cosas que llevaba (mochila, carpetas, libros).

Pagué el boleto y vi con sorpresa que el colectivo estaba vacío.

Me dirigí hasta el fondo y me tomé del pasamano del techo. Decidí no sentarme porque tenía miedo de quedarme dormida.

El chofer del colectivo iba muy rápido y tomaba las curvas de una forma bastante abrupta, la mayoría las superé dignamente, hasta que en una de ellas se soltó la mano aferrada del pasamano del asiento, era la que ayudaba a mantener en equilibrio, y todo el peso de mi cuerpo más mochila y libros quedaron pendiendo de la mano que tomada con fuerza al caño del techo y de repente el metro y medio de pasamano con soportes y tornillos se desprendieron, quedé cual equilibrista tratando de mantenerme en píe.

Nunca solté el caño y lo llevé durante varias cuadras arriba con mi brazo estirado, la cabeza en alto como si nada hubiese acontecido.

Pero llegó el momento de bajar, y no sabía qué hacer con el caño y sus colgajos, todo pasó muy rápido me acerqué al chofer, apoyé el pasamano en el espaldar de su asiento y le dije: - “Acá se lo dejo” –

Me bajé del colectivo y me reí sin parar hasta llegar a mi casa.

                                                                                           Sella

 

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