lunes, 21 de junio de 2021

 

El proyecto esposa

Tom siempre estaba dispuesto para cualquier conferencia que se presentara, pero ésta era diferente, como profesor de la universidad más prestigiosa de Manhattan, estaba allí. La misma se trataba de las personas con Asperger y por eso no le gustaba, sabía que tenía ese trastorno y como le costaba vestirse, nunca combinaba los colores, y le era difícil darse cuenta de los sentimientos y emociones de sus compañeros de trabajo. Entonces la hizo corta y esta vez no contestó preguntas.


Esa noche era especial, estaba invitado a cenar en la casa de sus amigos más queridos: Anne y Carlos, a ellos les contaría su “proyecto esposa”, cincuenta preguntas muy determinadas para lograr saber los sentimientos, actitud y aptitud de su futura esposa.


Al llegar Anne tenía todo dispuesto, una hermosa mesa con velas y pequeños frasquitos de colores con florecitas blancas.


Tom miró todo, desde los cubiertos perfectamente alineados con las copas y servilletas así como esa hermosa botella de vino. Después se dio cuenta que no estaban solos, una hermosa mujer joven estaba sentada en el sillón, se sobresaltó un poco y pensó: “Adiós proyecto esposa, ya no podré contarles”.


Diana, que así se llamaba la desconocida, vino a saludarlo con poco ánimo. Durante el transcurso de la noche, con unos sorbos de vino, los dos dejaron su mal humor y decidieron cooperar, inclusive encontrarse nuevamente.


Diana le contó que hacía unos meses su madre había fallecido y necesitaba saber quién era su padre. Había varios médicos colegas de su madre que siempre la visitaban desde que era niña. Tom se conmovió con la historia y decidió ayudarla ya que era el jefe del departamento de investigación genética de la universidad y quedaron en tomar muestras de ADN sin que las personas se dieran cuenta. 
Esta espectacular aventura los llevó a pasar por muchas situaciones difíciles y divertidas en la que se conocieron más.


Un día él le ofreció el proyecto esposa para completar y ella se enojó muchísimo, pensó que él era incapaz de sentir amor. No se vieron por una semana, fueron días difíciles para los dos.


Diana finalmente vio desde otro punto de vista, si bien Tom no manifestaba las emociones como ella hubiera querido, había sido capaz de incorporar varios cambios como cortarse el cabello, comprar ropa nueva con Anne, y hasta ponerse un saco para ir a cenar al restaurante que ella quería.


Esto era amor realmente, tal vez diferente a otros, pero un gran amor.
Vivieron felices por mucho tiempo.


                                                                                                    Mirta Fernández

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