Anécdota
Primer día de clases.
Mi
primer día de clases en la provincia de San Juan permanece en mi recuerdo como
si fuera ayer.
Era
primavera, mes de septiembre de… bueno, hace muchos años y yo sólo tenía
dieciséis.
Llegué a
la Escuela Normal Domingo Faustino Sarmiento con muchas expectativas y toda la
angustia que me provocaba dejar en mi querida Mendoza mis afectos, relaciones y
proyectos truncados. Tendría que terminar el cuarto año en la nueva escuela,
integrarme y completar allí mi secundario ¡Tan lejos de lo que había sido mi
vida hasta ese momento!
Provincia
nueva, casa nueva, escuela nueva, y muchas caras nuevas mirándome con
curiosidad y bastante indiferencia como a “sapo de otro pozo”. Nada iba a
resultar fácil, hasta el mismo idioma parecía diferente en ese lugar, sólo
quería salir corriendo.
De
pronto, entre tantas caras todas iguales, se destacaron dos grandes ojos que me
miraron con simpatía. Al cruzarse nuestras miradas me sonrió con afecto,
transmitiendo a mi corazón una calidez que me reconfortó.
Al salir
de clases esta nueva compañera se acercó para hablarme: -Hola, ¿Cómo estás? ¿Cómo fue tu primer día? Yo soy Nury y me gustaría
ofrecerte ayuda. Te podría prestar mis libros y carpetas mientras te pones al
día en todas las materias.
Esta
chica no era ninguna de las que la preceptora me señaló como las más aplicadas
del curso para pedirles ayuda, pero su espontaneidad y simpatía se ganaron mi
confianza y continuamos caminando juntas, intercambiando impresiones y
comentarios.
Ese día
primaveral nació entre nosotras una gran amistad que sigue aún hoy a la
distancia. Compartimos hermosas experiencias juveniles, intercambiamos
confidencias, nos hicimos el propósito de apoyarnos en nuestros sueños de
futuro.
Hasta
hoy continuamos en contacto a pesar de que con el tiempo volví a vivir en
Mendoza.
En un
día que comenzó lleno de desorientación
y dudas gané una hermana del corazón.
Myrta Esther F. 2013
Que lindo! Hay amistades que duran por siempre
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