CREENCIAS POPULARES (también llamadas supersticiones)
En mi casa paterna, un barrio de jóvenes familias, había
alambre tejido entre los patios de cada vivienda. Yo tenía siete años cuando
llegué a vivir allí.
Mi madre, amorosa con las plantas y un poco arisca con los
vecinos, enseguida que llegamos, plantó junto al alambrado una enredadera para
que haga cerco verde y así resguardarnos de las miradas del vecindario.
La planta creció mucho y muy rápido, con unas bellas flores
blancas que perfumaban el lugar. Yo también crecí y me convertí en una
adolescente muy agraciada.
Las vecinas se reían y le decían a mi madre: -Tu hija jamás
tendrá novio y nunca se casará, porque esa es la maldición de la madreselva-
Mamá jamás creyó tal cosa, tuve mi primer novio a los 15
años y me casé a los 18. Ja Ja Ja
MADRESELVA
“Vieja pared del arrabal”…..así comienza el tango
Madreselvas en flor, que escribió don Luis Cesar Amadori y al que don francisco
Canaro puso la música, lo cantó Gardel y otros muchos cantantes, como Libertad
Lamarque, en forma magistral.
Por la ventana de mi habitación abierta de par en par en
primavera,
entraba el exquisito perfume de las flores de la madreselva,
esa que un día mi madre plantó mientras cantaba un bolero
en nuestra nueva casa y que cuidó con tanto esmero.
La belleza y simpleza de esas pequeñas flores blancas,
quedaron grabadas en mi memoria por siempre,
como testigos de mi niñez acompañando mis sueños,
cuando los versos quemaban como ardientes leños.
Madreselva, compañera de mis primeras lágrimas
de muchacha enamorada y solitaria.
Ana María Muñoz
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