miércoles, 8 de septiembre de 2021

 


Audaz amanecer

 

El silencio de este amanecer es ensordecedor, pensé, ni bien me apoyé en esa piedra ya harto conocida.

El agua más cristalina que nunca, fría como pocas veces, parecía colarse en mi cuerpo. Extremadamente fría.

Y nadie. Nadie a mi alrededor. Pensé: ¡Es una maravillosa mañana! El sol empezaba a calentar el aire, el viento se aplacaba.

Extrañaba a mi compañera. Algo rara su ausencia. Miré a mi alrededor buscándola, pero no, no la veía.

Entonces divisé el vuelo rasante de una gaviota…elegante, delgada, como salida de un cuento de hadas.

Yo acurrucado, echado sobre la piedra, sentía la soledad encima, y empezaba a pesarme. Pero no quise, o no pude, dar rienda suelta a mi tristeza. Entonces en un acto de arrojo y valentía abrí mis aún robustas alas de cormorán y alcé vuelo.

 

Adriana Brescia

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