TRES
VECINAS
La
cabaña era oscura y estaba en medio del bosque, al lado de un arroyo. Allí se
reunían los magos a discutir sobre fórmulas y magias solo las noches de luna
llena, pero habían habitantes permanentes en ella: Rita, la araña tejedora, que
hacía con sus propias patitas finitas unas telas que lucían bellamente en los
rincones, que además de embellecer el lugar servían para cazar mosquitos y
polillas que serían su alimento y además mantenían el ambiente libre de
insectos voladores. De todos, menos de una inquieta y rezongona mosca llamada
Quita.
Quita
vivía allí desde que nació, por lo que se creía la dueña de la cabaña. Le
molestaba enormemente la presencia de Rita, con su manía de tejer y tejer
trampas.
Afuera,
en el jardín, vivía Luisa, una mariposa de mil colores, que espiaba a las dos
habitantes de la cabaña por las ventanas. Le causaba mucha gracia la aparente
enemistad de sus vecinas, por lo que decidió invitarlas a tomar el té. Dicha
invitación causó conmoción en Rita y Quita, quienes nunca se habían alejado de
las paredes de la casa.
Superaron
sus diferencias y temerosas salieron al jardín, tomaron el té con néctar de
flores que les ofreció Luisa, y conversaron, rieron y cantaron las tres juntas.
Superaron sus prejuicios y sus miedos.
Y
las habitantes de la cabaña regresaron transformadas en buenas amigas y lo
fueron para siempre.
Ami
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