Experiencia
renovadora
Fernanda y yo
llevamos varios años como amigas, nos conocimos en el trabajo y compartimos
proyectos, sentires, pareceres y fracasos.
Se había
divorciado, su relación sentimental llegó a una culminación que la puso triste,
y tras largos ratos de reflexión decidió viajar a España y estudiar
Arquitectura.
Esa decisión
me afectó a mí también ¡Fernanda partiría de viaje! Me dí cuenta que nuestra
amistad no era una fantasía, que ponía color a nuestros días y claridad a
nuestros caminos. La abracé desde el llanto en mi soledad y prometí apoyarla y
acompañarla en la lejanía.
Una vez allá
encontró una habitación para alquilar y comenzó la carrera que quería que
cambiara su vida. Se dirigía en bicicleta a la universidad todos los días. Estaba
feliz, aprendía con sumo interés. Estudiando le iba bien realmente. Sin embargo
la universidad consumía todos sus ingresos, debía trabajar, se estaba quedando
dinero.
De repente un
profesor se interesa por ella. Es una alumna aplicada y responsable y él
necesita una ayudante de cátedra. Le ofrece trabajar con él en sus horas libres
para que continúe estudiando.
Contenta
Fernanda me llamó por Skype, como iluminada por una estrella. Me contó de sus
clases, del profesor y del futuro que vislumbra.
Tiene un
camino lleno de logros por vivir, muchos mejores proyectos de lo que hubiera
creído. Todo gracias a la osadía que tuvo de abrirse a nuevos caminos.
Gabriela
Medawar - 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario