Personaje
Lucrecia
Lucrecia no es una niña como las demás, de veras, aunque te
cueste creerlo.
Ella era un almita por nacer de una mamá humana, en serio,
por lo que se puso en la fila para eso pero las mamás humanas pasaban de largo,
encontraban a sus niños y los llevaban en sus vientres, pero para ella no
llegaba ninguna, y eso la entristecía.
Pasaron muchos días, muchas noches y muchas mamás, y ya
estaba por salir de la fila, cansada de esperar, cuando pasó por allí, en su
visita anual, la Reina de las Hadas, que la llevó consigo a su reino.
Allí, en ese reino, todas las personas no eran tal cual se
dice que son las personas, porque esas personas eran hadas. Volaban, creaban
encantos, recogían los dientes de leche de los niños y hacían florecer los
jardines y los frutales en primavera.
Y Lucrecia se distinguía de todas ellas, porque las hadas
son pequeñas, graciosas, finas y a veces chismosas. Pero Lucrecia sólo podía
ser chismosa, aunque eso no le gustaba tanto.
Cuando le preguntaba a la Reina de las Hadas por qué ella
era tan distinta, ésta le contestaba que era para que ella le contara a la
gente que las hadas existen y que los encantos son reales. Y ella lo hacía,
pero no siempre lograba su objetivo, que consistía en que alguien, aunque fuese
una persona, pudiera ver, realmente, el mundo maravilloso de las hadas.
Ahora ya no se esfuerza tanto en que otras personas sepan
acerca de su mundo, porque ese reino es su lugar, ahora su esfuerzo es
descubrir su propia realidad: El mundo que todos ven y el mundo que sólo ella
ve. Un mundo dual, pero hermoso.
Asunción
– 2021
Personaje: ¿Cuánto
tiene de mí?
Nombre: Lucrecia (un hada)
Físico: grandota, regordeta, insegura, capaz de mezclar
realidad con ensueños.
Usa su varita para hacer el bien pero muchas veces equivoca
sus conjuros y obtiene otros resultados.
Quiere ayudar y en lugar de ordenar desordena.
Le gusta cocinar, limpiar, tejer, bordar, pero la impacienta
y utiliza la magia para llegar pronto al resultado.
Le encanta vestir siempre igual.
Le fascina inventar, pero no pasa del pensamiento a la
práctica.
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