La magia de
la primavera
Era una tarde cálida, diáfana, de un cielo celeste intenso.
Una suave y placentera brisa hacía danzar las jóvenes hojas de los árboles.
Los pequeños pies se movían apenas, mientras se refrescaban
en el arroyo.
Ella miraba, con admiración, cada colorida piedrita del
fondo, tratando de elegir la más linda para llevársela como regalo a su mamá.
Un poco más allá, sobre la superficie del agua, se veían las
típicas estrellitas titilando, esas que podía contemplar por horas. Para ella eran,
mucho más que el reflejo del sol en el agua.
Estaba en un estado, casi, de encantamiento cuando algo
extraño sucedió.
Todas esas estrellitas comenzaron a moverse y a juntarse. Se
aglutinaron y se elevaron lentamente dibujando una silueta en el aire, que cada
vez crecía más.
Era una figura brillante, transparente, sutil.- ¿Será un
ángel o un hada, o qué, o quién?- se preguntó la niña algo asustada.
Pensó que tal vez estaba soñando. Se restregó los ojos, pero
seguía viendo lo mismo. Pegó un grito de asombro y miedo al mismo tiempo.
-¡Oh, no! No te asustes pequeña. No estás delirando. Soy
real, de verdad- dijo la etérea figura con voz muy suave.
-¿Quién es Ud.? ¿Qué está haciendo aquí?- se animó a
balbucear la niña.
-Soy “La magia de la primavera” y vengo a traerle alegría a
tu corazón porque te vi un poco triste y pensativa- le susurró cariñosamente.
- Y ¿Cómo lo haría?- preguntó algo incrédula.
- Es muy simple- le dijo con su sonrisa de pura luz, que
encandiló a la muchachita -Solo tengo que guiarte un poco ¿Ves esa enorme
mariposa que vuela cerca tuyo?
-¡Sí, ahora la veo! Exclamó vivazmente.
-¡Pues súbete, que ella te va llevar de paseo! Vas a conocer
y descubrir la belleza de cada flor donde se pose. Disfrutarás de todas las
fragancias. Solo tienes que entregarte y dejar que se despierten todos tus
sentidos- Y continuó- ¿Puedes escuchar ese pájaro que está cantándote?
-No ¿Qué dice?- preguntó- No lo entiendo.
-Dice que aceptes mi regalo- contestó la figura fulgurante.
-Y ¿Cuál es ese regalo?- preguntó intrigada.
-El haber conocido “La magia de la primavera”- contestó la
bella y luminosa figura mientras se iba desarmando hasta que quedó sobre la
superficie del agua, brillando con sus miles de lucecitas titilando.
La pequeña se quedó escuchando el canto de los pájaros,
embriagada por los aromas y con los ojos empachados de colores, mientras la
suave brisa le susurraba dulces sonidos. ¡Todo era muy intenso!
Recogió la piedrita elegida y se alejó alegremente, con una
gran sonrisa y mucho brillo en sus ojitos, pensando en el regalo recibido.
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Nela - 2021
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