miércoles, 1 de diciembre de 2021

 

Descripción

 

 

Composición en azul añil

 

Apenas salió el sol salí del hotel, deseosa de descubrir nuevos paisajes. Estaba pasando unas vacaciones muy esperadas después de unos meses agotadores. Y elegí para ello un pueblito tranquilo de provincia.

 Tenía en mente tomar un rico café en algún barcito y comer algunos pasteles que fueran originales del lugar. Se me hacía agua la boca de solo pensarlo.

 En ese proyecto estaba cuando me encontré, de pronto, frente a un callejón en brusca subida. En lugar de una calle, era una escalera de unos tres metros de ancho y unos cuarenta metros en línea recta hacia arriba. Luego se perdía curvando hacia la izquierda. Tenía viviendas a cada lado, con muros bastante altos, como si fueran de dos pisos.

 Lo sorprendente era que estaba todo pintado, incluidos los escalones, en un impactante color azul ¡Quedé extasiada con esa mágica visión! No resistí la tentación de entrar a ese pasadizo, que parecía invitarme a una aventura visual. Y comencé a subir lentamente para no perderme ningún detalle.

 Las paredes estaban adornadas con pequeñas macetas, rojas, verdes y amarillas, todas luciendo plantas y flores, engarzadas en herrajes artísticos en formas de firuletes negros, que contrastaban sobre el azul añil. A los costados, sobre el piso, unas macetas más grandes, también de colores, exhibían modestamente sus malvones y geranios. Aún no llegaba el rayo del sol al lugar, por lo que los colores se veían más intensos.

 No había puertas. Pero sí un portal con arcada sobre la pared derecha que mostraba el patio de una vivienda. Se podía ver una soga con ropa tendida allí.

 En el muro de enfrente, bien arriba, una pequeña ventana lucía una reja de hierro de estilo. Y más abajo un alero. También pude apreciar un bebedero antiguo, con un grifo de hierro que salía de un recuadro de exquisitas mayólicas.

 Al final de la recta, se veían otras paredes con tejas bermellón iluminadas por los primeros rayos.

 Los escalones se perdieron en la curva ¿Adónde irá el callejón? ¿Cuán largo será? ¿Valdrá la pena seguir? Cavilé un instante, luego, pegué la vuelta. No quise averiguar. Preferí quedarme con el misterio y la magia, y grabar para siempre en mi memoria ese lugar “azul añil”.

 Seguí caminando en búsqueda de un lugar con pasteles y un rico café.

 

                                                                              Nela Bodoc - 2021

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