miércoles, 29 de diciembre de 2021

 

            

            Toto, alias Tarzanito

 

Así quiere que lo llamen, aunque no siempre lo logra.

Emula el famoso ulular de su héroe, en su selva imaginaria, mientras se descuelga de un árbol con la soga que robó del tendedero. Baja ágilmente, luego de rescatar a su gata Chita, nombre que le puso por la mona de Tarzán.

Toto es bastante alto y fornido para sus ocho años. De piel trigueña, vivaces ojos negros, cabello oscuro y una sonrisa de mazorca tierna, que brilla todo el tiempo en su carita siempre sucia.

Anda, casi todo el tiempo, descalzo para hacer contacto con la vida. Su cabello enmarañado, está en guerra con el peine. Sus manos, alejadas del agua y jabón, van portando extrañas cosas que colecta por allí.

Pasa más tiempo arriba de los árboles que en su cuarto, lejos de cuadernos, libros y las tareas de la escuela. Es un pequeño rebelde.

Además de Chita, su gata, tiene una vieja tortuga, una lagartija, y una cata que no puede volar. Son sus mejores amigos. Con ellos pasa muy buenos momentos.

Su madre ha logrado que aprenda a leer gracias a “Las aventuras de Tarzán”, el libro que le regaló para su cumpleaños. Y con él sueña, imaginando increíbles aventuras, hasta que el llamado de su madre, recriminándole lo que no cumplió, lo trae a la realidad.

Frecuentemente, escapa a sus obligaciones. Es un poco caprichoso. No le gustan, para nada, las órdenes y los consejos. Tiene poca tolerancia a la frustración. Pero también es tierno, osado y empático con lo que lo rodea.

Disfruta de la naturaleza el mayor tiempo posible. Sus juguetes preferidos son el barro, los guijarros, las ramitas secas y los insectos.

Toto no necesita mucho para ser, como es, un niño feliz.

 

Nela Bodoc- 2021

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