paradojas
La firma de
un contrato
Un día fui a firmar un contrato, me recomendaron que leyera
la letra chica aunque no se viera porque ahí podía estar la trampa, y no hay
ciego mas ciego que el que no quiera ver, asimismo me dijeron que si no caía en
sus trampas por lo menos resbalaba.
Ese día llegué a la oficina temprano, estaba pensando en
descubrir la posible trampa, leí una y otra vez el contrato, pero no la
encontré, fue como buscar una aguja en un pajar, así que añadí en el contrato
en letras pequeñas: “No responderé si existe una trampa”, porque sé que hombre
precavido vale por cien hombres sin precaver.
Regresando a casa me di cuenta que cuando alguien habla de
trampas es por que alguna vez tendió alguna, y
es mejor desconfiar porque caras vemos, pero corazones no sabemos.
Verónica Gandarillas - 2021
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