lunes, 17 de enero de 2022

 paradojas 


            La firma de un contrato

 

Un día fui a firmar un contrato, me recomendaron que leyera la letra chica aunque no se viera porque ahí podía estar la trampa, y no hay ciego mas ciego que el que no quiera ver, asimismo me dijeron que si no caía en sus trampas por lo menos resbalaba.

Ese día llegué a la oficina temprano, estaba pensando en descubrir la posible trampa, leí una y otra vez el contrato, pero no la encontré, fue como buscar una aguja en un pajar, así que añadí en el contrato en letras pequeñas: “No responderé si existe una trampa”, porque sé que hombre precavido vale por cien hombres sin precaver.

Regresando a casa me di cuenta que cuando alguien habla de trampas es por que alguna vez tendió alguna, y  es mejor desconfiar porque caras vemos, pero corazones no sabemos.

Verónica Gandarillas - 2021



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