lunes, 10 de enero de 2022

 

        

    Sentido de individualidad.


Cuando era niño creía ser un individuo único, distinto, independiente. Cargado de sueños a realizar e imaginando caminos a recorrer.

 La adolescencia le dio seguridad, fuerza, anhelos de realización; sabía lo que quería y que no se detendría hasta encontrarlo, tenía ese derecho.

 Pero el tiempo, implacable, se encargaría de demostrarle la fragilidad de sus derechos y sintió al mundo muy distinto.

 La agotadora persecución de sus realizaciones, la necesidad constante de elevar la mirada para no caer en la frustración, y lo indefinido, el no saber qué ni cómo, en la incertidumbre, a la espera…

 Buscando sentido ante cada fracaso… y ante cada triunfo. Tratando de superar ese vacío de fondo que alimentaba las preguntas crecientes ¿Esta es la vida? ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Existe Dios? ¿Dónde está?

 Y se responde: El ser humano es muy frágil, y sus derechos se reducen a uno: buscar la libertad que no está afuera.

 

                                                                                                              Anónimo.

 

 

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