El último
trozo
Allí, en el plato, estaba la última porción de la tarta de
frutilla, que horneó la dueña de casa, que es una eximia pastelera.
Quería prestar atención a la conversación de las presentes,
que estaban enfrascadas en un debate sobre las dietas, pero mis ojos se iban en
dirección de ese tesoro con frutitos rojos y copetes blancos de crema
chantilly. Es mi favorita.
-Tienes que ser mía- pensé- No permitiré que alguien me gane
de mano.
De pronto, veo que una mano que no era la mía iba en
dirección al plato.
-¡No! -gritó en mi cabeza mi otro yo-¡Detente! ¡Ni se te
ocurra tomarlo!¡Ya te comiste tres!-pero ¿Cómo podía satisfacer tan imperioso
deseo sin quedar expuesta mi glotonería frente a las fruncidas de mis amigas?
Sentía que se me hacía agua la boca mientras seguía el
monólogo en mi hemisferio izquierdo.
-¡No seas tan escrupulosa, y cómetela de una buena vez!- me
decía la voz con más intensidad.
Pero aquella, la que se comió tres porciones, me robó ese
trozo de gloria culinaria.
-¡Eres una egoísta y desconsiderada!- estuve a punto de
gritarle. Por suerte no me atreví. Al menos pude conservar algo de dignidad.
Y mandé, a donde ya se sabe, por un largo rato a “mi otro
yo”
Nela Bodoc – 2022
Consigna: “Mi otro yo”
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