Fábula
JAUCA Y
PIPINA
Un día claro, de esplendoroso sol, estaba la vaca Jauca
pastando en el campo verde. La alfalfa y el mijo habían crecido tanto que el
alimento era muy abundante. Pero Jauca, comía lento y poco. De vez en cuando
traía (por hábito) lo guardado en su estómago.
Pipina, la gorriona, andaba por ahí revoloteando,
buscando granitos de mijo. Observó sin querer o queriendo, la aparente
indiferencia de Jauca. Se posó en el amplio y huesudo lomo y le preguntó: -“¿Qué te pasa dulce Jauca? Te veo solo
rumiar, sin aprovechar la rica alfalfa y el sabroso mijo”
Jauca movió rápidamente la cola para espantar algunas
osadas moscas, miró con lánguida mirada a Pipina y de su ojo izquierdo cayó una
gruesa lágrima y dijo: -“Se han llevado a
mi ternero, solo tiene dos meses y no sabe estar solito ¿A dónde se han llevado
a mi bebé? Hoy temprano me ataron, me pusieron unas cosas en mis ubres
dejándome seca. La suave boquita de mi bebé no sacó mi leche ¿Dónde está mi
bebe?” Ahora las lágrimas caían en abundancia de sus dos ojos.
Pipina, con su pequeña cabecita y su alma de pájaro le
dijo: -“Los humanos son una especie
extraña. Suelen pensar solo en su propio bien, sus gustos, sus deseos, su
dolor. Todo lo demás no existe, es solo un bien de uso. Hasta se matan entre
ellos, se abusan de todos los modos para quitarle al otro lo que desean para
sí. Es verdad que yo me como alguna vez un mosquito, o un gusano, pero ellos no
paran de comer y comer. Mi querida Jauca ¿Sabías que en España nos cazan con
redes, nos matan, despluman, cortan la cabeza y las patas. Nos fríen y nos
comen como tapas?”
Jauca llora en silencio, a veces espanta las moscas. Y la
gorriona le comenta: -“Jauca, tratemos de
no pensar donde está tu bebé, o al revés, pensemos que está pastando feliz en
un campo de alfalfa tierna.”
-“Mi bebe no sabe
todavía comer solito” -agregó la desconsolada madre.
-“Jauca, Jauca -dice
Pipina -los humanos son muy extraños, se
llenan la boca hablando de amor y lo matan todo sin compasión. Dicen que
nosotros somos bestias sin sentimientos y que no experimentamos dolor ni amor.”
Jauca, rumiando suave por la fuerza del hábito y con lágrimas
en sus dos ojos dice: -“No todos los
humanos son así, pero la mayoría de ellos cuando hablan de nosotros, hablan de
sí mismos. Dicen que no amamos, que nuestro dolor es solo una reacción refleja,
que carecemos del instinto maternal y de familia. Que no sentimos nada, que
Dios nos creó para ser su alimento y lo que les venga en gana. En realidad no
hablan de nosotros, sino de ellos mismos mi querida Pipina. Por favor fíjate,
algo en mi lomo me está pinchando fuerte. ¿Me lo puedes sacar?” Pipina le
explora el lomo y encuentra una garrapata intentando atravesar el cuero de
Jauca. No le gustan las garrapatas, por eso llama a la lechuza para que la
desayune.
MORALEJA: En la Tierra todo se come a todo para
sobrevivir, es el sistema de nutrición en este planeta. Pareciera (no lo sé)
que el único que no mata es el reino vegetal, excepto las plantas carnívoras.
Todos los Reinos son diferentes, lo cual no quiere decir que no sientan amor,
ni miedo, ni dolor, ni enojo.
Por eso, cuando vayas a matar a quien sea, piensa que es
un ser sintiente y que hay otros que lo aman. Recuerda que lo que ves en los
supermercados, en prolijas bandejas cubierto de plástico con carteles
anunciando su marca y precio, es un trozo de un ser sintiente. Cuando te lo
comas, agradécele al menos que dió su vida por ti, para ti. Y que alguien de su
especie lo extraña.
¿Cómo podríamos nutrirnos ocasionando el menor dolor
posible? Es la pregunta del billón. ¿Alguien la puede responder? Si pudiéramos
aprender a vivir del Prana…
Teresa Columna - 2020
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