La pequeña y
el mar
Ella no conocía el mar. Y era su anhelo más intenso.
Soñadora de cortos años, se lo pasaba imaginando, todas
aquellas cosas que escuchaba de otras voces.
-¿Cómo será sentir en el rostro la brisa, esa que acaricia
la playa?- se preguntaba con la mirada perdida en un inventado horizonte.
Recogía conchillas en la orilla, en su ensoñación, como las
había visto en la casa de su amiga Teresita.
Podía escuchar el sonido del mar, pegando a su oído la
caracola que adornaba la repisa del modesto comedor. Y suspiraba, suspiraba,
suspiraba…
En la arena húmeda de su playa imaginaria, hizo tantos
castillos que no alcanzaron sus pequeños dedos para contarlos.
Sorprendida y maravillada por las gaviotas que no le temían
a las olas, al volar cerca del agua.
-¡Ah, el mar!- exclamaba, con cierta nostalgia de lo no
vivido.
Pero, llegó el día ¡Ese día tan soñado! El del encuentro con
el objeto de su anhelo. ¡Conoció el mar!
Y todo fue como, ella lo soñó.
Nela Bodoc - 2021
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