viernes, 17 de junio de 2022

 

LA TORMENTA

El lago estaba en calma, era Enero; pero la playa estaba casi desierta. El día lucía un sol hermoso, el cielo sin nubes que le robaran su maravilloso celeste.

Yo disfrutaba la lectura y el silencio, ya que me gusta la soledad de las playas del sur; pero de pronto sentí un temblor por todo mi cuerpo, no supe por qué tanta quietud me produjo temor, entonces comencé a juntar mis cosas y decidí regresar a la cabaña donde me hospedaba, llegué agitada, así que me acomodé en la reposera que había en la terraza y seguí con la lectura interrumpida del libro que llevé a la playa.

Después de leer varias páginas, sentí hambre y me levanté a buscar algo de comer, con gran asombro miré el cielo cubierto de negras nubes que el viento movía con ímpetu, me pregunté: ¿En qué momento pasó esto sí cuando volví el cielo estaba limpio y no había viento?

Volví a la terraza comiendo una manzana que saqué de la heladera para seguir leyendo, pero gruesos goterones empezaron a caer cada vez con más intensidad, por lo que entré, cerré las ventanas y me quedé mirando la intensa lluvia a través de los vidrios.

Se cortó la luz y la tarde se envolvió en penumbras, sentí otra vez temblar mi cuerpo de miedo. La tormenta fue tremenda, las noticias de la noche daban cuenta de embarcaciones extraviadas en el lago y personas desaparecidas.

Ahí entendí que el temblor que estremeció mi cuerpo fue un presagio que me salvó de vivir una lamentable experiencia.

 

                                                                                              Any Muñoz - 2022

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