MADRESELVA
Por la ventana de mi habitación
abierta de par en par en primavera,
entraba el exquisito perfume de
las flores de la madreselva,
esa que un día mi madre plantó
mientras cantaba un bolero
en nuestra nueva casa y que cuidó
con tanto esmero.
La belleza y simpleza de esas
pequeñas flores blancas,
quedaron grabadas en mi memoria
por siempre,
como testigos de mi niñez
acompañando mis sueños,
cuando los versos quemaban como
ardientes leños.
Madreselva, compañera de mis
primeras lágrimas
de muchacha enamorada y
solitaria.
Ana María Muñoz - 2021
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