martes, 7 de junio de 2022

 

UN CUENTO DE LA BUENA PIPA…

 O COMO AVECES SE DICE: CUENTO DE NUNCA ACABAR

 

El día que a ella el ángel le sopló en la oreja, le llegó un mensaje increíble. Pero ella lo desestimó sin más ni más, o sea, no le hizo caso (como se dice vulgarmente). Y siguió tan campante como si nada.

Tres días después iba caminando por la calle, bueno, hablando con propiedad sería por la vereda y de pronto apareció desde una baldosa floja, una baldosa muy rota, que tapaba un agujero. Un agujero muy profundo, húmedo, gelatinoso. Pues apareció un globo rojo, que estaba bastante desinflado, pero que a medida que salía iba creciendo. Y creciendo. Y creciendo hasta hacerse tan grande, pero tan grande, que se le interpuso en el camino.

Prácticamente no le dejaba ver lo que tenía por delante. Ciertamente empezaba a sentirse incómoda. Muy molesta. Pero le ganó la curiosidad y cuando pudo reponerse, primero del asombro y luego de la molestia, lo interpeló: ¡Oye, globo, vete a jugar a otra parte! ¡No me molestes más!

De repente se dio cuenta que estaban completamente solos. El globo rojo gigante y ella. ¿Qué habría pasado? ¿Dónde estaban los demás? Y por más que buscó y miró de acá para allá, no vio a nadie. -¡Globo insolente, sal de mi vista! -pero el globo ni se movió (¿O quedaría mejor decir ni se inmutó?)

Pasaron unos minutos que se le hicieron eternos y el globo finalmente abrió su cuerpo para dejar ver algo asombroso. Un jardín tan maravilloso como nunca visto (por lo menos para ella). Flores de refulgentes colores, lilas, rojas, azules, amarillas, violetas, naranjas y blancas; verdes y más verdes, perfumes exquisitos penetraban por su nariz, que la iban embriagando de a poco, mientras lo recorría.

Mariposas, abejas, bichitos de luz, picaflores la iban acompañando y mostrando toda la belleza del lugar, mientras una leve brisa la invitaba a seguir…

Y ahí fue ella muy decidida, el enojo ya había desaparecido. ¿Había estado molesta?

Encontró una bicicleta, justo a su medida, se subió y dio varias vueltas. Se bañó en una fuente de aguas de colores y perfumadas. ¡Cómo disfrutaba! Y al final se recostó en una hamaca paraguaya y se quedó profundamente dormida.

Y dormida soñó que un día el ángel le sopló en la oreja, le llegó un mensaje increíble. Pero ella lo desestimó sin más ni más, o sea, no le hizo caso (como se dice vulgarmente). Y siguió tan campante como si nada.

 

ADRIANA BRESCIA - 2022

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